
Cada nuevo día es una oportunidad que Dios nos da para avanzar, crecer y caminar hacia Su propósito. El apóstol Pablo nos enseña algo clave: no podemos avanzar si seguimos cargando el peso del pasado. Para aprovechar lo que Dios tiene preparado, debemos soltar aquello que nos detiene y enfocar nuestra mirada en lo que está por venir.