
Si me siento cansado y quiero sentirme enérgico, no hay nada más fácil e inmediato: actuar sobre la propia fisiología. Ya lo decía un viejo proverbio: «Si quieres ser fuerte, hazte fuerte». Los cambios fisiológicos —el ejercicio físico, las posturas corporales, la sonrisa... —, desencadenan procesos biológicos que activan nuevos estados emocionales en cuestión de segundos.