
En diciembre de 1985 los policías ruandeses encontraron el cuerpo sin vida de la científica Dian Fossey. La violenta escena del crimen conmocionó a colaboradores del centro de investigación Karisoke quienes, junto con las autoridades, empezaron la búsqueda de los culpables. Los sospechosos: Traficantes de oro, cazadores de gorilas furtivos y personas cercanas a la zoóloga.