
En esta meditación, vemos el corazón apasionado de Pablo, un hombre dispuesto a todo por el Evangelio. Aunque sabía que enfrentaría oposición y peligro, Pablo decidió caminar con valentía hacia su misión en Jerusalén. Este momento resalta el sacrificio personal que implica seguir a Cristo, pero también nos recuerda que Dios está con nosotros, incluso en las circunstancias más difíciles. A través de la persecución y las pruebas, Pablo muestra que la verdadera fidelidad a Dios no se mide por la ausencia de dificultades, sino por la constancia en medio de ellas.