
En 1847 en Austria, el cirujano obstetra Ignaz Semmelweis, el llamado “padre del lavado de manos”, disminuía la frecuencia de mortalidad materna en más del 40% por fiebre puerperal. Ahora sabemos que el COVID-19 se combate en nuestros tiempos con el lavado de manos por más de 20 segundos, evitando tocar ojos, nariz y boca, con distanciamiento social a dos metros y con cuarentena de dos semanas de los pacientes contagiados, algo tan barato para las potencias mundiales, y tan costoso para nuestro entendimiento emocional. ¿Qué tan preocupados deberíamos estar por Covid-19? Algunos expertos advierten que la mitad de la población mundial estará infectada para fin de año, y sino tomamos medidas colectivas adecuadas podemos tener una crisis sanitaria que puede resultar en mas de 100 millones de defunciones.