
Una idea.
Una idea incandescente se me vino esta mañana,
una antorcha que flameaba en lo alto de mi mente,
pero sola y sin refuerzos talvez pierda la batalla
ya librada de hace tiempo por tu brillo y un cobarde.
Un cobarde que vacila entre el olvido y tras la nada,
que vacila tras tus pasos y tu melódica mirada,
que se pierde encandilado tras el grito de tus ojos,
que se aturde enceguecido tras el brillo de tu nombre,
que se esconde tras las letras de algún otro nombre
y aún así no se atreve a gritar de quién se esconde,
que hace frente tan valiente a enredadas tempestades
y se escapa como un niño al descubrirse a tu lado,
que amanece al medio día y se duerme al despedirte,
que susurra tan potente y que grita tan despacio,
que camina tan de prisa y con los ojos bien cerrados,
sin valor por la cornisa que conduce a tu palacio.
Una idea de coraje se me vino esta mañana,
de sentarnos frente a frente y quitarme el camuflaje,
de soplar mis emociones y transformarlas en palabras,
en palabras que te expliquen como cae el agua helada.
Una idea tan sublime como tantas que me diste,
tan tardía y predecible como tantas he tenido,
pero sola y sin refuerzos de valor y otros aliados
ha perdido la batalla,
ya es de noche,
ya te fuiste.
Happy new year
Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.
Te amo por ceja
Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores
blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz,
te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz,
voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago y cintas
que dormían en la lluvia.
No quiero que tengas una forma, que seas precisamente
lo que viene detrás de tu mano,
porque el agua, considera el agua, y los leones cuando
se disuelven en el azúcar de la fábula,
y los gestos, esa arquitectura de la nada,
encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro.
Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo,
pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco con ese pelo
lacio, esa sonrisa.
Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino es
también la luna y el espejo,
busco esa línea que hace temblar a un hombre
en una galería de museo.
Además te quiero, y hace tiempo y frío.