
En este poderoso mensaje, el pastor Miguel Diez comparte una palabra que enciende el corazón y confronta la tibieza espiritual.
Con pasión y profundidad, nos recuerda que el amor verdadero por Dios es un fuego santo, un celo ardiente que no se apaga con las aguas del mundo. Dios no busca religión, sino una relación viva, total y sin reservas. A través de su testimonio y enseñanzas, nos invita a dejar la idolatría del dinero, la comodidad y el ego, para volver al primer amor: amar a Cristo con todo el corazón, alma, mente y fuerzas.
Un llamado a la consagración, a recuperar el celo santo, y a vivir el Evangelio del Reino con entrega, obediencia y pasión. Este mensaje no solo inspira, sino que despierta un deseo profundo de vivir completamente para Jesús.