En un inicio no intenté seducirlo directamente. No quería meter la pata y terminar mal. Así que, solo creé pequeñas situaciones ambiguas esperando que él se me insinuara. Usaba ropa pequeña, lo menos que podía. Me perfumaba para él, le hablaba cerca del oído, y al pasar cerca de él siempre rosaba su cuerpo con el mío. La tensión se sentía en el aire, pero él no daba el paso. Estaba desesperada porque me tomara en sus brazos e hiciera conmigo todo lo que hacía con mi hermana, leía su deseo cuando pasaba cerca de él, sobre todo se le notaba demasiado en su entre pierna y como se marcaba. Pero nada. Ganas me tenía, valor le faltaba. Solo me quedó darle ese extraña. Decidí hacerle agua de calzón. Me asesoré bien en...