
El Bautismo del Espíritu Santo no es una experiencia espiritual, sino una vida llena de poder, oración profunda y comunión con Dios. En Pentecostés, los discípulos fueron transformados por el Espíritu, y ese mismo poder está disponible hoy. Ser llenos del Espíritu Santo es vivir conectados con el cielo, hablar con Dios, edificarnos en la fe y orar según su voluntad. ¿Querés vivir bajo cielos abiertos? ¡Entonces pedí, buscá y recibí el Espíritu con fe!