
Cuando Nike firmó con Michael Jordan cambió la historia del deporte. Salvando las distancias y el contexto, algo parecido ocurrió cuando Camper y Kilian Jornet decidieron crear juntos NNormal. La alianza entre una multinacional del calzado y el mejor corredor de montaña de todos los tiempos dio lugar a una marca que no quiere ser normal. Un proyecto joven, disruptivo y con un fuerte compromiso medioambiental que hoy lidera Sito Luis Sala. En RUNNEA Podcast hablamos con él en Chamonix, durante el UTMB, en una entrevista conducida por Jorge García, CEO de RUNNEA.
El valor de ser "no normal"
"Me siento orgulloso cuando encontramos esas iniciativas que son no normales, porque ahí está el verdadero impacto", explica Sala. Y ejemplos no le faltan: desde la creación de un grupo de Telegram que conecta directamente a la comunidad, hasta el fichaje de un pacer en LinkedIn para acompañar a Kilian Jornet en la Hardrock 2022. A ello se suman embajadores que no solo rinden en carrera, sino que comparten valores sociales y medioambientales.
El CEO reivindica esas decisiones como parte del ADN de la compañía: "Animamos a todo el equipo a probar ideas que rompan con lo convencional en el sector. Cuando ocurre, lo celebramos, porque esas chispas de creatividad son las que dan sentido a NNormal".
150.000 pares al año
Los planes de la compañía segŽñun nos cuenta Sito, se están cumpliendo. Venden 150.000 pares al año con 25 personas en la plantilla. Aunque como él mismo nos cuenta, tiene cierta trampa ya que se apoyan en la infraestructura de una empresa como Camper con más de 1000 personas.
Entre la Kjerag y la Tomir
La conversación con Sala revela la tensión constante de liderar una marca joven: crecer rápido para ser sostenible, pero sin perder la visión a largo plazo. "La mitad de mi trabajo es como la Kjerag: ligero y rápido, porque necesitamos lanzar la marca, llevar productos al mercado y alcanzar rentabilidad. La otra mitad es Tomir: resistencia y durabilidad, porque construir una marca outdoor lleva tiempo".
Esa dualidad refleja bien el desafío que enfrentan: abrir camino con productos innovadores como la Kboix —un calzado modular con medias suelas reemplazables— y, al mismo tiempo, asentarse como una referencia estable en un mercado dominado por gigantes.
Una innovación que arriesga
"La innovación siempre conlleva el riesgo de fracasar, pero sin ella no hay futuro", reconoce Sala. Kboix es un buen ejemplo de esa apuesta: una zapatilla que no se consume, sino que se renueva pieza a pieza. Una idea tan disruptiva como compleja de llevar al consumidor. "Necesitamos a todo el equipo implicado, desde los embajadores hasta quienes prueban los prototipos en sus entrenamientos. La ventaja de tener un catálogo limitado es que podemos concentrarnos en lo que realmente importa".
El impacto real va más allá del nicho
NNormal ha hecho de la durabilidad y la sostenibilidad sus grandes banderas. Una apuesta que, inevitablemente, presiona los márgenes. "Fabricar con los mejores materiales y fábricas encarece el producto, pero asegura calidad y fidelización. El reto está en crecer más allá del nicho: si no lo logramos, todas nuestras iniciativas medioambientales tendrán un alcance limitado".
Ese compromiso se traduce en acciones concretas, como la donación del 1 % de las ventas a la Kilian Jornet Foundation, que financia proyectos de restauración de senderos y educación en la naturaleza.
Comunidad como motor
Si algo repite Sala es la importancia de la comunidad. "Desde los primeros test en Mallorca hasta las reuniones con minoristas especializados, sentimos un fuerte respaldo a nuestros valores. Zegama y Hardrock fueron hitos, no solo porque Kilian ganara, sino porque la gente vio por primera vez lo que significa NNormal".