
La Palabra de Dios nos enseña que la gratitud a Dios es la salida para los pensamientos ansiosos y afanosos. Nada como la gratitud por el hoy, por lo que tenemos y no tenemos, para ahogar la ansiedad de nuestra mente enferma.
¡Tenemos la mente de Cristo y en él somos más que vencedores!