
En terapia de pareja no hay un “ganador” ni un “perdedor”, porque no se trata de una competencia.
La idea central es que la relación misma sea la que gane, y que ambos integrantes puedan sentirse escuchados, comprendidos y con nuevas herramientas para convivir mejor.
Si alguien busca salir de la terapia con la razón absoluta, la dinámica suele estancarse, porque el enfoque está en demostrar quién tiene la verdad y no en entender cómo funcionan las dinámicas entre ambos.
Lo que sí puede haber es:
Mayor claridad individual: cada persona reconoce sus propias necesidades, límites y formas de relacionarse.
Acuerdos más sanos: la pareja encuentra puntos medios que antes parecían imposibles.
Decisiones importantes: a veces “ganar” no significa que la relación continúe, sino que ambos logren salir con más conciencia y menos conflicto.
En resumen, el “ganador” no es una persona: lo ideal es que gane la pareja como sistema o, si la relación no continúa, que gane cada uno en términos de crecimiento y autoconocimiento.