
En este canto de Daniel 3, nos unimos a la voz de los tres jóvenes en el horno, que en medio del fuego proclamaron la gloria y la fidelidad de Dios.
Un canto nacido en la prueba,
pero sostenido por una fe que nada puede apagar.
Acompáñame a bendecir el nombre santo del Señor,
a reconocer su grandeza en el cielo y en la tierra,
y a declarar con el corazón lleno de confianza:
“Bendito seas para siempre, Señor.”
Un cántico para orar, agradecer y elevar el alma. ✝️