
Para nosotros, la familia lo es todo. Nos encanta convivir, celebrar juntos, comer juntos, y estar cerca unos de otros. Mientras que en otras culturas la identidad y el propósito se buscan de manera individual, nosotros los encontramos en la familia.
Pero, aunque amamos tanto a nuestra familia y amigos, también tenemos conflictos. A veces decimos o hacemos cosas que lastiman a quienes más queremos, y ellos también nos hieren a nosotros. Eso nos deja tristes, dolidos, y a veces avergonzados. Y en el fondo, sabemos que debe haber una mejor manera de amar.
¿cómo podemos saber si estamos amando realmente de la manera correcta?
En Mateo 22:34-40 Jesús responde claramente: para amar correctamente a los demás, primero debemos amar a Dios.