
¿Cuántas veces creíste que fallaste… cuando en realidad fue otro quien no hizo bien su parte?
En este episodio hablamos de algo que casi nadie menciona: cómo la falta de compromiso, preparación o empatía de un maestro, guía o autoridad puede marcar tu forma de pensar sobre ti mismo durante años.
No es una historia de victimismo. Es una invitación a identificar cuándo un error externo se convirtió en un juicio interno que sigues cargando.
A través de ejemplos claros y preguntas clave, te propongo revisar esas etiquetas que no te pertenecen, pero que moldearon tu forma de actuar. Porque sí, el diálogo interno también se hereda… pero también se puede reescribir.
Ep. 264- Si No Reflexionas, No Accionas
Ep.253- Aprueba, Desaprueba o Corrige
Las personas compran resultados. Imagínate llevar tu carro al mecánico y que el mecánico te lo devuelva descompuesto, porque él hizo todo lo que sabía. Pero pues, ¿quién sabe? Tu carro tiene seis problemas… No, señor. Uno compra resultados. Cada quien debe hacer lo mejor posible por ser excelente en lo que hace.
A veces ponen esto como el karma: “es que si la gente hace algo malo, le va a ir mal”. Yo lo veo realmente como: lo que siembres, vas a levantar. Pero a lo mejor crees que si tú siembras un “buenos días” con alegría, la gente también te va a devolver un “buenos días” con alegría. Y no es así. Si tú siembras un “buenos días” con alegría, lo que se te está devolviendo es una mentalidad de positivismo, de triunfo, de que todo va a estar bien, de paz, de que eres capaz.
Y eso impacta en el diálogo interno. Crea un nuevo diálogo interno. Y el cerebro, con su neuroplasticidad, es capaz de cambiar. Realmente de cambiar. De toda la vida. De ser una persona que pudo haber crecido pensando que no podía hacer ciertas cosas, o que no logró hacer ciertas cosas, o que no tiene la personalidad para hacer ciertas cosas… Empiezas a sembrar otra forma.
¿Sabes una de las formas en las que impacta el diálogo interno negativo? Es cómo nos trataron otras personas. Por ejemplo, en el caso de la amistad que no había aprendido a nadar, ella comenta que su papá se veía molesto o la trató de cierta forma porque ella no aprendió a nadar. Pero no había sido culpa de la niña de 8 años. Fue la culpa del maestro, que no le dio la seguridad.
Y eso solamente se sana con reflexión. La verdad es que no hay atajos para eso. Por ejemplo, si notas que no te sientes cómodo en un ambiente social, ¿de dónde salió eso? ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste incómodo en un ambiente social? ¿Cuál es tu primer recuerdo de no sentirte cómodo socialmente? Piensa.
Hay una frase —se me olvida ahorita de quién es— que dice: Lo que un hombre piensa de sí mismo determina su destino. ¿Te das cuenta de lo importante que es? Lo mejor es que puedes influenciar en cómo piensas de ti. Es como una gran puerta de esperanza: si hubo cosas que no alcanzaste antes, ahora las puedes alcanzar.
Pero eso no puedes engañarte a ti mismo. El propio ser humano no se puede engañar a sí mismo. No puedes creer que eres excelente cuando no haces las cosas con excelencia. No hay esa seguridad que te permita salir con la cara en alto, con la frente en alto.
Te lo vuelvo a repetir: no hay atajos para tener una vida excelente, para superar todas las cosas que te detienen. Necesitas hacer como una auditoría. Necesitas encontrar cuáles son las cosas que te están deteniendo, y luego buscar cuál es la creencia detrás de cada una. Y reflexionar no es adoptar una actitud de filosofía. No. Puedes tratar de reflexionar rápidamente. Mira, dos minutos de reflexión son mejor que nada.
Si te das cuenta, el poder de una vida mejor lo tienes en tus manos. Simplemente, hay que identificar qué tipo de diálogo interno tienes, cuáles son las creencias que están detrás de ciertas situaciones en específico, y a partir de ahí vas a encontrar la verdad. Entonces vas a poder alcanzar una mayor libertad, y vas a poder superar lo que te detiene.