
En esta prédica reflexionamos sobre la vida de Jabes, un hombre cuyo nombre significa “dolor”. A pesar de las circunstancias que lo rodeaban, Jabes decidió confiar en Dios y orar con fe. Su oración nos enseña a buscar la bendición divina, a pedir que Él ensanche nuestro territorio, que Su mano nos acompañe y nos libre del mal. En un tiempo donde muchos confían en sus propias fuerzas, la historia de Jabes nos recuerda que el verdadero crecimiento y protección provienen sólo de Dios.