
La relación de una familia católica con su comunidad es estrecha y recíproca: la familia es vista como una "pequeña iglesia doméstica" que se fortalece en la comunidad eclesial y, a su vez, la comunidad se enriquece con el servicio y la evangelización de las familias. Esta relación se manifiesta en la participación en la vida parroquial, el servicio a los demás y la misión de extender la fe y la caridad a la sociedad.
Comunidad como "familia espiritual": La Iglesia es vista como una familia espiritual que acoge a todos, al igual que la familia nuclear es el primer lugar de formación en la fe.