
Esperar cansa cuando confundimos el silencio de Dios con Su ausencia. Así pues, aprende a caminar mientras el cielo prepara lo prometido. Hoy, confiesa tu cansancio ante el Señor Jesús y recuerda que Él es bueno, sabio y puntual. Luego, organiza un “mientras tanto” obediente como servir, perseverar y orar con constancia, aun cuando nada parezca moverse. No obstante, cuando la ansiedad apriete, respira y ora: “En Tu tiempo y a Tu manera”. Además, escribe tres evidencias de Su cuidado: una puerta que se abrió, una conversación providencial o una fuerza nueva al amanecer.
Así es, Dios no solo trabaja en lo que esperas, sino también en quién te estás convirtiendo mientras esperas. De modo que evita compararte con otros, pues la comparación roba paciencia y distorsiona la perspectiva. Finalmente, levanta la cabeza y confía en que la demora nunca es olvido, sino preparación. El Señor cumple a Su tiempo y Su calendario es perfecto.
La Biblia dice en Isaías 40:31: “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”. (RV1960).