
Jime comparte cómo pasó de la gimnasia de alto rendimiento a la danza profesional, y cómo sanar su relación con el cuerpo le abrió un camino más amable en la industria. Hablamos de dismorfia corporal, autocuidado, ética de trabajo y del salto de fe que la llevó a audicionar fuera de México. Entre giras, ensayos y visión a futuro, Jime defiende poner la salud física y mental primero, elegir proyectos que sumen y entrenar con propósito. Un episodio luminoso sobre merecimiento, disciplina y recordar que la danza también puede ser suave.