
Durante el tiempo de escolaridad, pasamos mucho tiempo estudiando el lenguaje y la comunicación, el abecedario, las vocales y consonantes, los diptongos, redacción, interpretación de textos, por citar algunos ejemplos. Muchas de las reglas de gramática y redacción, debo reconocer, las vamos olvidando de tan internalizadas que las tenemos, pero siempre recuerdo con asombro una enseñanza en particular que tiene que ver con el "Circuito Comunicativo": la representación del proceso de comunicación y sus elementos. Éste nos explica como un "emisor" envía un mensaje, a través de un canal, usando un código especial, a un "receptor", quien decodifica el mensaje en un determinado contexto. No quiero volver esto un tecnicismo, pero la palabra "mensaje" no retumba en tu cabeza al escuchar esto? Al conocer a nuestro Dios, una de las primeras cosas que entendemos es su grandeza, amor y poder. Es así que rápidamente sentimos o deberíamos sentir la urgencia de compartir esto con otros. Pero alguna vez pusiste en perspectiva lo que significa ser fiel mensajero? Significa conocer el mensaje y reproducirlo fielmente, sin alterarlo, haciéndolo llegar al receptor en forma oportuna, siendo así el mejor canal posible. Por la forma en que la iglesia de Cristo esta constituida, nosotros, su "cuerpo", deberíamos expresar la voluntad de la cabeza. Pero por qué ello no sucede en la realidad? Qué hace que existan tantos mensajes supuestamente verdaderos? Será posible que el mensajero esté alterando el mensaje? Y, mientras tanto, el mundo sigue esperando la manifestación de los hijos de Dios.