
¡Ojalá me aguanten unas cuantas tonterías! ¡Sí, aguántenmelas! El celo que siento por ustedes proviene de Dios, pues los tengo prometidos a un solo esposo, que es Cristo, para presentárselos como una virgen pura. Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, los pensamientos de ustedes sean desviados de un compromiso puro y sincero con Cristo. 2Cor. 11:1-3