
El Adviento es un puente que une el recuerdo de Su primera venida en humildad con la esperanza viva de Su glorioso regreso.
Nuestro mundo está obsesionado con el éxito y el poder. Millones buscan ser importantes, ser reconocidos, ser alguien. Las redes sociales alimentan esta ilusión de autosuficiencia. Pero la fama humana dura poco. Los nombres que hoy llenan los titulares mañana serán olvidados.
Pero cuando llegas a Filipenses 2:9-11, todo eso se derrumba. Pablo nos eleva la mirada hacia Jesucristo, el Único digno de ser exaltado por encima de todo, y nos confronta con una pregunta. ¿Cómo sería vivir cada día reconociendo que Él es el Señor?