
Poner límites es reconocer y comunicar hasta dónde estás dispuest@ a llegar emocional, física o mentalmente en tus relaciones o situaciones cotidianas.
Es decirle al mundo: “Esto sí lo acepto, esto no”, sin necesidad de sentir culpa o miedo al rechazo.
Es una forma de autocuidado, no de egoísmo.
Te ayuda a proteger tu energía, tu tiempo y tu bienestar emocional, para poder relacionarte desde el respeto y no desde el sacrificio.