
Las palabras no se las lleva el viento. Al contrario: se quedan, se instalan, nos acompañan durante años.
Una frase puede levantarte en tu peor día… o lastimarte para siempre.
En este episodio te hablo de cómo lo que decimos y escribimos tiene la capacidad de inspirar, conectar, sanar o romper.
Una invitación a usar el lenguaje con intención y a recordar que cada palabra deja huella.