1226 – Jl 3:16 – Joel 3. La promesa de un futuro glorioso.
Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.
Dios no solo bendice a los creyentes con todo lo que necesitan, los bendecirá también al destruir el mal y al acabar con el dolor y el sufrimiento en la tierra. Esta profecía en Joel 3:1-21 tuvo un cumplimiento inmediato, progresivo y final. Su interpretación inmediata se puede aplicar a la batalla reciente del rey Josafat en contra de varias naciones enemigas, incluyendo Moab y Amón (2 Crónicas 20). Su cumplimiento progresivo pudo ser la restauración parcial del pueblo en su tierra después del cautiverio en Babilonia. El cumplimiento final vendrá, con la gran batalla de Armagedón, antes del reino del Mesías sobre la tierra en el milenio donde se cumplirán todas las promesas de Dios para Israel. (Ap 20:7-9). “Sucederá en aquel tiempo, que los montes destilarán mosto, y los collados fluirán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán aguas; y saldrá una fuente de la casa de Jehová, y regará el valle de Sitim.” (Jl 3:18).
I. Juicio de las naciones (Jl 3:1-16). “Porque he aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén, reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra;” (Jl 3:1-2). En el futuro día de Jehová (en aquellos días), Judá y sus enemigos serán cuidadosamente diferenciados. El Señor hará volver de la cautividad a Judá y Jerusalén, en cumplimiento de la promesa de Moisés (Dt 30:3). Al mismo tiempo, El Dios soberano reunirá a las naciones para juzgarlas (entraré en juicio con ellas). (Mt 25:31-46; Ap 19:11-21; Ez 20:33-38; Sof 3:8; Zc 12:3-4; 14:2-4). El sitio del juicio será el valle de Josafat, mencionado sólo en Joel 3:2, 12. Este sitio también es conocido como “valle de la decisión, meguido y armagedón” (Jl 3:14; Dn 11:36-45; Ap 16:16). “Y también, ¿qué tengo yo con vosotras, Tiro y Sidón, y todo el territorio de Filistea? ¿Queréis vengaros de mí? Y si de mí os vengáis, bien pronto haré yo recaer la paga sobre vuestra cabeza.” (Jl 3:4). En Joel 3:4-8 el Señor habló directamente a los fenicios (Tiro y Sidón) y a los filisteos, dos grupos que se lucraron con la desgracia de Judá (Ez 25:15; 28:20–24). El juicio descrito aquí en Jl 3:7-8 quizá se cumplió, al menos en parte, en el siglo IV a.C. “El pueblo de Sidón fue vendido como esclavo por Antíoco III en 345 a.C., mientras que los ciudadanos de Tiro y Gaza fueron esclavizados por Alejandro Magno en 332 a.C.” Quizá los judíos participaron en algunas de esas transacciones. Pero desde la perspectiva escatológica, Filistea y Fenicia representan a todas las naciones enemigas de Israel (como Moab en Is 25:10-12 y Edom en el libro de Abdías). En ese tiempo futuro, el pueblo de Dios se impondrá de nuevo a sus enemigos (Is 41:11-12; Am 9:12; Abd 15-21; Mi 7:16-17; Sof 2:6-7). En Joel 3:9-16 se describe el juicio de las naciones con tres subsecciones: S1. El llamado a los participantes (las naciones y Dios) a juntar sus fuerzas (Jl 3:9-11). S2. Una declaración divina escatológica (Jl 3:12-13). El evento descrito aquí es la batalla de Armagedón (Ap 14:14-20; 16:16; 19:11–21), luego será el juicio a las naciones que durará 30 días y 45 días después iniciará el milenio (Mat 25:31-46; Dn 12:11-12). S3. La descripción del sitio de la batalla: El valle de Josafat, valle de la decisión (Jl 3:14-16). En Joel 3:10 encontramos la frase “diga el débil: Fuerte soy”. Mal usada por la falsa doctrina de la confesión de fe para hacer creer fuerte, poderoso al creyente.
1225 – Jl 2:28-29 – Joel 2. La promesa del Espíritu Santo.
Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.
Joel finaliza su libro con la mayotía de sus eventos escatológicos que contienen las promesas de un futuro glorioso para Israel. Usa las frases (“después de esto” en Jl 2:28; “en aquellos días” en Jl 3:1 y “en aquel tiempo” en Jl 3:18). La liberación que experimentó la generación de Joel prefiguraba la de los últimos días. El día de Jehová, del que apenas se pudieron librar los contemporáneos de Joel mediante el arrepentimiento, sobrevendrá con toda su fuerza en contra de los enemigos del pueblo de Dios (quizá prefigurado por el ejército del norte de Jl 2:20). Las promesas de Jl 2:19–27 se cumplirán definitivamente cuando el Señor: 1. Intervenga en favor de Israel (Jl 2:28–32). Con la promesa del derramamiento del Espíritu Santo cumplida en Pentecostés para dar inicio a la iglesia (Hch 2). Pero para Israel se cumplirá completamente en el milenio (Zc 12:10). 2. Juzgue a los enemigos de la nación de una vez y para siempre (Jl 3:1-16a, 19). Esta promesa se cumplirá con la segunda venida de Jesucristo quien hará juicio a las naciones (Ap 19:11-21; Mt 25:31-46). 3. Y en el milenio establezca con seguridad a su pueblo en la tierra (Jl 3:1, 16b–18, 20-21). Pablo nos anima diciendo: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” (Ro 8:18).
I. Avivamiento y liberación espiritual (Jl 2:28-29). “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.” (Jl 2:28-29). El Señor anunció que su “día” (Jl 2:31) vendría acompañado de un derramamiento del Espíritu Santo sobre toda carne. El contexto que sigue indica que “toda carne” se refiere específicamente a todos los habitantes de Judá. Esto se cumplirá en todos sin importar edad, género, o condición social, (incluso en los siervos). En ese tiempo, los que reciban el Espíritu ejercerán los dones proféticos (profetizarán, soñarán; y tendrán visiones) que anteriormente habían sido privilegio de una minoría (1Sa 10:10-11; 19:20-24). Quizá es una alusión a Nm 11:29, donde Moisés, en respuesta al celo equivocado de Josué en el momento que recibieron el Espíritu los 72 ancianos (Nm 11:24-28), dijo: “¡Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su Espíritu sobre ellos!” El derramamiento del Espíritu señalaría la llegada de la bendición divina. En el día de Pentecostés, Pedro citó Joel 2:28–32 en relación con el derramamiento del Espíritu con el cuál dio inicio al periodo de la gracia y la iglesia (Hch 2:17–21). El cumplimiento de Joel 2:28-29,32 para todo Israel será en el milenio. (Is 51:22-23; Zc 12:10; Ro 11:25-27). Se cumplió también la primera promesa del nuevo pacto (Jer 31:33; Ez 36:26-27). La segunda promesa del nuevo pacto la cumplió Cristo con su sacrificio (Mt 26:28; Jer 31:34). Y la tercera promesa del nuevo pacto se cumplirá en el milenio con la ciudad de Dios “Jehová sama” (Jer 31:38; Ez 48:35; Jl 3:17).
1224 – Jl 2:12-13 – Joel 2. Convertios a Dios de todo corazón.
Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios;
El libro de Joel, sencillo, corto, pero muy profundo. Joel nos envía al futuro pasando por el derramamiento del Espíritu Santo (Jl 2:28-32), la gran tribulación (Jl 2:1-11), la segunda venida de Cristo con el juicio a las naciones (Jl 3:1-16), y luego el arrepentimiento nacional (Jl 2:12-17) y la bendición de Israel al iniciar el milenio (Jl 2:18-27; 3:17-21). Luego de La catástrofe nacional, por el juicio divino, exige una transformación decidida y genuina de parte del pueblo de Dios. Todo el pueblo tenía que cambiar de lo contrario no superarían la crisis. El bien o el mal venidero dependía del proceso en esta transición espiritual. Como dice un adagio muy conocido: tenían que “renovarse o morir”. El Señor desiste de castigar cuando el pecador se arrepiente. Cuando el hombre cambia, se arrepiente, el Omnipotente perdona. (Sal 51:17). Con este clamor de la misericordia del Altísimo, Judá esperaba que también le fuera devuelta la fertilidad agrícola. Dios dijo al pueblo que se volviera a Él mientras todavía había tiempo. El tiempo corría y la destrucción pronto les vendría encima. El tiempo también corre para nosotros. No sabemos cuándo nuestra vida llegará a su fin, volvarnonos a Dios ahora mientras podemos. No permita que nada le impida volverse a Dios. “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado;” (Hch 3:19-20).
I. Un nuevo llamado al arrepentimiento (Jl 2:12-17). “Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; ¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de Él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios?” (Jl 2:12-14). Ante la aproximación del invencible ejército dirigido por Dios, la única esperanza de la nación era volverse arrepentida al Señor de forma inmediata. Joel instó a su gente a efectuar un cambio que brotara del corazón. El llamado (Jl 2:12–13a). El Señor mismo urgió al pueblo a arrepentirse sinceramente (convertíos a mí con todo vuestro corazón y rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos) acompañando dicho cambio con ayuno, lloro y lamento. El arrepentimiento es lo que desea obtener el Señor con sus juicios (Dt 4:30; 30:1–2; Os 3:4–5; Am 4:6–11). La sugestiva cláusula “rasgad vuestros corazones, y no vuestros vestidos” (Jl 2:13) demandaba una renovación interior, no sólo superficial; de fondo y no de forma. La motivación (Jl 2:13b–14). La expresión Jehová vuestro Dios era bien conocida de Israel (esta frase aparece 263 veces en Dt) y daba fe de la relación pactal entre Dios y la nación. Las palabras misericordioso … y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia (ḥeseḏ, “amor leal”), hace referencia a Éxodo 34:6 (Neh 9:17; Sal 103:8; 143:8; Jon 4:2), donde fue renovado el pacto después del pecado de idolatría con el becerro de oro. Dios se duele del castigo porque el carácter de Dios es misericordioso. Las palabras quién sabe hablan de la soberanía de Dios en ese asunto (2Sa 12:22; Jon 3:9). Debían esperar a que Dios tuviera compasión, impidiera el desastre y restaurara sus cosechas (Mal 3:7; Jl 2:20, 25). La bendición agrícola marcaría la suspensión del juicio (con las langostas; Dt 28:38–42) y haría posible que de nuevo pudieran presentar ofrenda y libación para Jehová (Jl 1:9, 13). Todo el pueblo debía orar, ayunar pidiendo perdón a Dios.
1223 – Jl 1:15 – Joel 1. El poder del juicio venidero de Dios.
¡Ay del día! porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso.
El pueblo de Judá prosperó y se sentía satisfecho. Tomaba a Dios a la ligera, se convirtió egocéntrico, idólatra y pecador. Joel les advierte que ese estilo de vida inevitablemente acarrearía el juicio de Dios. Joel comienza su libro con la descripción de un desastre natural: una plaga de voraces langostas. Para el profeta, lo destructivo de esta plaga, se convirtió en una clara advertencia del poder del juicio venidero de Dios y una clara apelación a acudir al Señor por misericordia. En su sermón a Israel, Moisés (Dt 28:38-46) advirtió que si la nación era desobediente, “toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por las langostas”. El profeta cree que ese día ha llegado, y describe gráficamente los horribles ejércitos de insectos en un lenguaje profético cargado de poesía. Cuatro oleadas de estas horribles criaturas lo han consumido todo. “Delante de él consumirá fuego, tras de él abrasará llama; como el huerto del Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado; ni tampoco habrá quien de él escape.” (Jl 2:3).
I. La plaga de langostas (Jl 1:2-20). “Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado.” (Jl 1:4). El evento que se describe fue una invasión masiva de langostas que destruyó por completo toda la vegetación. Se utilizan cuatro términos para describir las langostas (oruga, saltón, revoltón y langosta). La triple referencia a que lo que dejó una oleada de langostas lo devoró la que vino después, remarca el hecho de que la destrucción fue total. Dios manda a que todos deben lamentarse: 1. Los ebrios debían lamentarse (Jl 1:5–7). ”Despertad, borrachos, y llorad; gemid, todos los que bebéis vino, a causa del mosto, porque os es quitado de vuestra boca. Porque pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra; sus dientes son dientes de león, y sus muelas, muelas de león.” Se exhortó a los borrachos a que gimieran (llorad … gemid) debido a que ya no habría vino disponible a causa de la destrucción de los viñedos (Jl 1:5, 7, 10, 12). Las langostas habían destruido la vid y descortezado la higuera dejando sus ramas blancas. 2. La tierra debía lamentarse (Jl 1:8–10). “Llora tú como joven vestida de cilicio por el marido de su juventud. Desapareció de la casa de Jehová la ofrenda y la libación; los sacerdotes ministros de Jehová están de duelo. El campo está asolado, se enlutó la tierra; porque el trigo fue destruido, se secó el mosto, se perdió el aceite.” La tierra es Jerusalén (Jl 2:18), llamada Sion en Jl 2:1, 15, 23, 32, y se personifica como una mujer joven. Como una novia comprometida lloraría la muerte inesperada del marido o prometido de su juventud. 3. Los campesinos debían lamentarse (Jl 1:11–12). 4. Los sacerdotes también debían lamentarse (Jl 1:13). La nación debía ayunar y clamar a Jehová. (Jl 1:14). La plaga de langostas da inicio del tema del día de Jehová. (Jl 1:15-21). “¡Ay del día! porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso…” (Jl 1:15).
II. El día del Señor venidero (Jl 2:1-11). “Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano. Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra; como sobre los montes se extiende el alba,
1222 – Jl 1:4 – Joel 1. Introducción a Joel.
Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado.
Joel comienza su libro con la descripción de un desastre natural: una plaga de voraces langostas. Para el profeta, lo destructivo de esta plaga, se convirtió en una clara advertencia del poder del juicio venidero de Dios y una clara apelación a acudir al Señor por misericordia. Joel profetiza la inauguración de la edad de la Iglesia: Un tiempo donde todos podrán invocar el nombre del Señor en todas partes, ser salvos de sus pecados y entrar a formar parte del reino de Dios. Por medio de la presencia del Espíritu Santo, la Iglesia se convierte en el cuerpo de Cristo sobre la tierra. Los propósitos redentores de Dios se extienden de esa manera a todo el mundo, a través de los creyentes cuyas vidas sean llenas del Espíritu Santo. En su sermón a Israel, Moisés (Dt 28:38-46) advirtió que si la nación era desobediente, “toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por las langostas”. El profeta cree que ese día ha llegado, y describe gráficamente los horribles ejércitos de insectos en un lenguaje profético cargado de poesía. Cuatro oleadas de estas horribles criaturas lo han consumido todo. Luego en Jl 2:28-3:21 explica que esta plaga, con todo lo horrible que fue, no es nada comparado con el juicio divino que se aproxima. Todas las naciones de la tierra, deberán comparecer ante Dios. En esa ocasión, cuando el sonido de las langostas será silenciado, “Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz de Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra...” (Jl 3:16). Aterradores portentos celestiales tendrán lugar. “El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre” (Jl 2:31). Este será nada menos que “el día grande y espantoso de Jehová” (Jl 2:31). La promesa más sobresaliente de la breve profecía es el derramamiento del Espíritu Santo. Gracias a la unción del Espíritu Santo, Joel extiende su vista cientos de años adelante, hasta el día en que Dios derramará su Espíritu “sobre toda carne” (Jl 2:28). Citado por Pedro en Pentecostés (Hch 2:14-21). La salvación no será solo para Israel. Será un tiempo cuando “todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo” (Jl 2:32).
Autor y fecha. “Palabra de Jehová que vino a Joel, hijo de Petuel.” (Jl 1:1). El autor se identificó a sí mismo solo como "Joel, hijo de Petuel" (Jl 1:1). El nombre de Joel quiere decir "Jehová es Dios" y es usado por lo menos una docena de veces en el AT. En el NT se hace referencia a Joel únicamente una vez (Hch 2:16-21). La profecía provee poco acerca de Joel y de su padre. Aunque Joel desplegó un profundo celo por los sacrificios del templo (Jl 1:9; 2:13-16), su familiaridad con la vida pastoral y agrícola y su separación de los sacerdotes (Jl 1:13-14; 2:17) sugieren que no era un levita. Algunos creen que se escribió durante el reinado de Joás, rey de Judá (835-796 a.C.), y en la época del sumo sacerdote Joiada.
Estructura y contenido del libro. Un tema prominente en Joel y en otros libros proféticos es “el día de Jehová”. Este tema aparece por todas partes en el mensaje de Joel, haciéndolo el tratado más concentrado de todo el AT (Jl 1:15; 2:1,11,31; 3:14). El día del Señor no siempre se refiere a un acontecimiento escatológico; en algunas ocasiones tiene un cumplimiento histórico cercano, como se ve en Ez 13:5, donde habla de la conquista babilónica y la destrucción de Jerusalén.
1221 – Os 14:4 – Oseas 11-14. Un amor misericordioso.
Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos.
El amor verdadero es capaz de superar todas las ofensas, problemas y pruebas. Todo lo sufre, buscando el bien del ser amado. Pablo define el amor de Dios, el amor ágape como: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1Co 13:4-7). Un distintivo de la madurez de una persona es que su capacidad de dar amor supera ampliamente a su necesidad de recibirlo. Así es Dios. ¿Puede el pueblo de Dios amar como su Padre ama? Si, “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Ro 5:5). Oseas finaliza su libro demostrando el insuperable eterno amor de Dios por su pueblo. En Oseas 11:8-14:9 Jehová despliega su amor hacia su pueblo que va más allá de la respuesta terca, ingrata y falta de amor de Israel. Aunque todavía aparece el tema del juicio, la nota dominante en esta sección es clara la demostración de la compasión divina hacia su pueblo. Oseas enseñó también que aunque el desamor y rebeldía de Israel hacia Jehová habían llegado al colmo, el amor de Dios siempre es más profundo y eterno, superando siempre el pecado evidente y persistente de la nación. Pablo oró a Dios pidiendo para los creyentes ser fortalecidos con el poder del Espíritu Santo para que Cristo permanezca “por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” (Ef 3:17-19).
I. Dios renueva su misericordia (Os 11:8-11). “¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión. No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre, el Santo en medio de ti; y no entraré en la ciudad.” (Os 11:8-9). Dios muestra una de las expresiones más intensas de emoción divina en la Biblia. Al reflexionar acerca del castigo que desataría sobre Israel, de pronto, Dios pronunció cuatro preguntas retóricas indicando que no abandonaría completamente a su pueblo. La llama de su enojo sería remplazada por el fuego de su compasión. Dios usando varios símil promete recogerlos desde las naciones que fueron esparcidos por los asirios. Este tercer éxodo se cumplirá en el milenio “En pos de Jehová caminarán; Él rugirá como león; rugirá, y los hijos vendrán temblando desde el occidente. Como ave acudirán velozmente de Egipto, y de la tierra de Asiria como paloma; y los haré habitar en sus casas, dice Jehová.” (Os 11:10-11; Zc 10:10-11).
II. Acusación final contra Israel (Os 11:12–13:16). “Me rodeó Efraín de mentira, y la casa de Israel de engaño. Judá aún gobierna con Dios, y es fiel con los santos. Efraín se apacienta de viento, y sigue al solano; mentira y destrucción aumenta continuamente; porque hicieron pacto con los asirios, y el aceite se lleva a Egipto. Pleito tiene Jehová con Judá para castigar a Jacob conforme a sus caminos; le pagará conforme a sus obras.” (Os 11:12-12:2).
1220 – Os 10:13 – Oseas 9-11. Juicio inminente por la infidelidad.
Habéis arado impiedad, y segasteis iniquidad; comeréis fruto de mentira, porque confiaste en tu camino y en la multitud de tus valientes.
Dios a través de Oseas describe el juicio para Israel que será: Castigo por la hostilidad y la idolatría de Israel (Os 9:1-17). Oseas enumera las características del castigo cuando sean exiliados po Asiria: Pérdida del gozo (Os 9:1-2). Pérdida del discernimiento espiritual (Os 9:7-9). Disminución de la natalidad (Os 9:10-16). Abandono por parte de Dios (Os 9:17). Castigo por el doble pecado de Israel (Os 10:1-15). EL doble pecado de Israel: Idolatría y confianza en su economía. Israel prosperó bajo Jeroboam II, y cobró fuerza militar y económica. Pero mientras más próspero se volvía, más abundaba en sus ídolos. Castigo por la ingratitud de Israel (Os 11:1-7). Sería castigados por no ser agradecidos al no responder a su llamado. Entre más los llamaba, más se iban tras los ídolos. Pero Dios con su infinito amor restaurará a Israel “Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida.” (Os 11:4). Dios pregunta: “¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo.” (Is 40:25).
I. Castigo por la hostilidad y la idolatría de Israel (Os 9:1–17). “No te alegres, oh Israel, hasta saltar de gozo como los pueblos, pues has fornicado apartándote de tu Dios; amaste salario de ramera en todas las eras de trigo. La era y el lagar no los mantendrán, y les fallará el mosto.” (Os 9:1-2). Oseas enumera las características del exilio a Asiria determinado por el Señor: 1. Pérdida del gozo (Os 9:1-2). Israel no debía regocijarse por la expectativa de una cosecha abundante porque su infidelidad había acortado toda bendición adicional. Un elemento atractivo de la idolatría era que prometía prosperidad agrícola, mucho fruto, éxito en la vida. Ello causaba que mucha gente buscara esta religión por interés. Sin embargo, Dios volvería su abundancia agrícola en escasez (Os 9:2). Israel adoraba ídolos en la era y el lagar donde procesaban el trigo, la uva y la aceituna por eso con ironía Dios les dice que la idolatría no los mantendrá, sino que les traería ruina. También eliminaría el culto que se enfocaba en este tema de la prosperidad (Os 9:4–5). Se cumplirían los juicios establecidos por Dios en Dt 28:30, 38-42, 51. 2. Pérdida del discernimiento espiritual (Os 9:7-9). “Vinieron los días del castigo, vinieron los días de la retribución; e Israel lo conocerá. Necio es el profeta, insensato es el varón de espíritu, a causa de la multitud de tu maldad, y grande odio.” (Os 9:7). La gravedad del pecado del pueblo contra Dios (llegaron hasta lo más bajo en su corrupción) se remarca con la alusión a los días de Gabaa (Os 9:9). Esa frase evoca la brutal violación y homicidio de la concubina del levita por algunos bisexuales de Gabaa (Jue 19). En esa ocasión se dijo: “Jamás se ha hecho ni visto tal cosa, desde el tiempo en que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta hoy” (Jue 19:30). 3. Disminución de la natalidad (Os 9:10-16). Dios los castigará diciendo: “La gloria de Efraín volará cual ave, de modo que no habrá nacimientos, ni embarazos, ni concepciones.” (Os 9:11). 4. Abandono por parte de Dios (Os 9:17). En el exilio por los asirios andarían errantes por las naciones. El castigo era equivalente al crimen cometido.
1219 – Os 4:6 – Oseas 4-8. Un amor traicionado.
Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.
Una de las experiencias más difíciles de manejar en la interrelación personal y el matrimonio es la traición, la infidelidad. La confianza tarda en lograrse, se pierde rápidamente por una traición y cuesta volver a recuperarla. Este problema es causa frecuente del rompimiento de muchos matrimonios que parecían estables y dificulta su rehabilitación, que suele ser dolorosa para ambos cónyuges. Esta sección de Oseas (Os 4:1-11:7) se amplía la descripción del juicio divino sobre Israel y justifica el rompimiento que Dios hizo de su relación con la nación (aunque no en forma definitiva ni final), debido a su persistente infidelidad comprobada por su idolatría, traición del amor a Dios que dice: “Entre tanto, mi pueblo está adherido a la rebelión contra mí; aunque me llaman el Altísimo, ninguno absolutamente me quiere enaltecer.” (Os 11:7).
I. Denuncia de la culpabilidad de Israel (Os 4:1-19). “Oíd palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra. Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden. Por lo cual se enlutará la tierra, y se extenuará todo morador de ella, con las bestias del campo y las aves del cielo; y aun los peces del mar morirán.”. (Os 4:1-3). Dios presenta las evidencias de la culpabilidad del reino del norte, Israel. Vendría sobre Israel el juicio de sequía según Lv 26:19; Dt 28:23–24. Los culpables son: Los sacerdotes (Os 4:4-11a) y todo el pueblo (Os 4:11b-19). La causa del juicio: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.” (Os 4:6).
II. Anuncio del juicio contra Israel (Os 5:1–14). “Sacerdotes, oíd esto, y estad atentos, casa de Israel, y casa del rey, escuchad; porque para vosotros es el juicio, pues habéis sido lazo en Mizpa, y red tendida sobre Tabor.” (Os 5:1). La acusación era para toda la nación (casa de Israel), también se señalan en forma especial el sacerdocio (sacerdotes) y la monarquía (casa del rey; Os 4:4–10, 18). Los líderes animaban a la gente a la adoración falsa en santuarios como los de Mizpa y Tabor. Por eso tendieron un lazo o red como para atrapar un ave (Os 7:12; Am 3:5). El castigo del Señor sobre su pueblo se manifestaría en dos formas: Retiro de su ayuda y bendición (Os 5:6-7, 15a) y conflicto militar (Os 5:8-14).
III. Arrepentimiento fingido de Israel (Os 5:15–6:3). “Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán.” (Os 5:15). Luego del justo castigo por sus pecados, el pueblo volvería a Dios arrepentido. La frase “que reconozcan su pecado” debe traducirse “que sufran su castigo” (es su uso en Os 10:2; 13:16). Dios no escucharía sus oraciones. Dios regresaría a su lugar como el león retorna a su guarida hasta que la nación recibiera su castigo (Os 5:14).
1218 – Os 3:1 – Oseas 1-3. Un amor inmerecido.
Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas de pasas.
El mensaje de los tres primeros capítulos de Oseas (y de todo el libro) oscila entre los temas del castigo y la salvación. Las experiencias maritales de Oseas, incluyendo el pesar que le causó la infidelidad de su esposa y la alegría de su reconciliación, proveen el marco para el mensaje del libro. Los tres primeros capítulos hablan del significado simbólico de la familia de Oseas. Esta sección introductoria establece los temas principales de toda la profecía: La infidelidad de Israel, la certeza del juicio, y la restauración posterior de la nación. Esos conceptos se presentan en el contexto del mandato de Señor dado a Oseas de que se casara y procreara hijos. Dios en Oseas, se presenta como un esposo engañado y padre deshonrado por el pueblo de Israel (diez tribus del reino del norte), quien hace el papel de esposa infiel e hijo contumaz. Por eso los nombres de los hijos, entre Oseas y su esposa Gomer, serán muy significativos. “Jezreel”, aludiendo al juicio venidero; “Lo-ruhama”, que significa no compadecida, no tendré compasión; y “Lo-ammi”, no es mi pueblo. La queja de Dios es justa y permite el castigo a la nación. Luego Dios restaura la nación, como un esposo amante y padre compasivo. “Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días.” (Os 3:5).
I. El juicio ilustrado (Os 1:1-9). “El principio de la palabra de Jehová por medio de Oseas. Dijo Jehová a Oseas: Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica apartándose de Jehová.” (Os 1:2). Dios manda a Oseas que se case con una mujer fornicaría (“una prostituta”, NVI99; “mujer ramera”; BLA) y que tenga hijos. Es una orden directa, no simbólica sino literal y que tenga hijos legítimos de Oseas. La tierra fornica, se refiere a los habitantes (Os 4:1), se personifica como una esposa culpable del más vil adulterio, que fornica apartándose de Jehová. Primer hijo: Jezreel (Os 1:3b-5). Jezreel significa Dios siembra. La importancia del nombre está en los hechos ocurridos (pasados y futuros) en el lugar llamado Jezreel. Allí Dios, usando como instrumento a Jehú, cumplió el juicio sentenciado al rey Acab, su esposa Jezabel y su familia (2Re 9-10). Segundo hijo: Lo-ruhama (Os 1:6-7). Lo-ruhama significa: “No me compadeceré”. Dios retiraría su misericordia de Israel por cierto tiempo. Tercer hijo: Lo-ammi (Os 1:8-9). Lo-ammi significa “no pueblo mío”. Dios había declarado: “Y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo” (Lv 26:12; Éx 6:7; Dt 26:17–18). Pero esa relación sería cortada.
II. Promesa de restauración (Os 1:10–2:1). Dios cambió de tono y declaró que algún día los efectos del juicio serían revertidos. Prometió un tiempo de abundante bendición acompañado de la restauración de Israel. A pesar de que Israel fue infiel, el compromiso de Dios permaneció inalterable y será completado en el milenio. “Con todo, será el número de los hijos de Israel como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y en el lugar en donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente. Y se congregarán los hijos de Judá y de Israel, y nombrarán un solo jefe, y subirán de la tierra; porque el día de Jezreel será grande.” (Os 1:10-11).
1217 – Os 1:2 – Oseas. Introducción a Oseas.
El principio de la palabra de Jehová por medio de Oseas. Dijo Jehová a Oseas: Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica apartándose de Jehová.
El “oficio” de profeta se instituyó durante los días de Samuel, el último de los jueces. Los profetas, al igual que los sacerdotes, eran representantes de Dios. Su tarea era hablar de parte de Dios, confrontando al pueblo y a sus líderes con los mandatos y las promesas de Dios. Debido a esta posición de confrontación y a la tendencia continua del pueblo a desobedecer a Dios, los verdaderos profetas por lo general no eran muy populares. A pesar de que no escuchaban sus mensajes, proclamaban la verdad con fidelidad y valentía. Los profetas del AT que dejaron escritos pueden dividirse en dos grupos: los cuatro profetas mayores (Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel) y los doce profetas menores (Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías). "Menores" es por la brevedad de las profecías, comparadas con las obras de Isaías, Jeremías y Ezequiel. Salomón muere y la nación de Israel se dividió en dos: Diez tribus se fueron al norte del país y dos tribus se quedaron en el sur (2Re 12). Las diez tribus del reino del norte tomaron el nombre de Israel por ser mayoría, pero en algunos casos son llamados Efraín por ser la tribu más grande y de ella salen la mayoría de sus reyes. Las dos tribus del reino del sur integrada por Juda y Benjamín normalmente se les llama Judá por ser la tribu con la primogenitura y la de mayor cantidad de miembros. Oseas es el primero de los profetas menores que exhorta a Israel a arrepentirse de sus pecados de idolatría. (2Re 14:23-15:31). Solo Oseas y Amós profetizaron a las diez tribus del norte llamadas Israel o Efraín. ¿Realmente le ordenó Dios al profeta que se casara con una prostituta? Algunos no creen que Dios hiciera una petición como la que hizo a Oseas. Pero fue un hecho real, literal de ejemplo para Israel. Por eso los nombres de los hijos, entre Oseas y su esposa Gomer, serán muy significativos. “Jezreel”, aludiendo al juicio venidero; “Lo-ruhama”, que significa no compadecida, no tendré compasión; y “Lo-ammi”, no es mi pueblo. Oseas advierte: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.” (Os 4:6). Israel hace un falso arrepentimiento diciendo: “Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.” Dios les responde: “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, conocimiento de Dios más que holocaustos”. (Os 6:1,6).
1. Autor y fecha. (Os 1:1-3). “Palabra de Jehová que vino a Oseas hijo de Beeri, en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel.” Oseas, cuyo nombre significa “salvación” o “liberación”, fue escogido por Dios para dar testimonio vivo de su mensaje ante su pueblo casándose con una mujer que le sería infiel. Llamado también el profeta del amor del AT. Se sabe más de su difícil experiencia conyugal, el corazón de su mensaje, que de él. Profetizó a las diez tribus del reino del norte, llamados Israel o Efraín. Su ministerio es el más largo de los profetas, duró unos 60 años, durante cuatro reyes de Judá (Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías) y solo menciona a un rey del norte, Jeroboam II.
1216 – Dn 12:1 – Daniel 12. La gran tribulación.
En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.
Daniel llega al final de su libro decribiendo detalles de la gran tribulación, la segunda venida de Cristo, la primera y segunda resurrección, el tiempo del juicio a las naciones y el tiempo de inicio del reino milenial. La gran tribulación para Israel “será tiempo de angustia” pero serán libertados, purificados y los muertos resucitarán. ”Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán.” (Dn 12:10). Menciona a “La abominación desoladora". Ya que el anticristo colocará su imagen en el tercer templo judio, a la mitad de la semana setenta de Daniel e iniciar la gran tribulación (Dn 9:27). Cristo dijo que huyan “cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),” (Mt 24:15).
I. Tiempo de angustia: La gran tribulación (Dn 12:1; Jer 30:7). El ángel consoló a Daniel revelándole dos hechos (Dn 12:1-2). Israel será liberado y sus muertos resucitarán. Tú pueblo (Israel, Dn 9:24; 10:14) será libertado con la intervención de Miguel, el príncipe de los ángeles (Dn 10:13, 21). En la gran tribulación, Satanás intentará exterminar toda la descendencia de Abraham (Ap 12:15-17). Ese será un tiempo de angustia sin precedentes para Israel (Mt 24:21). La liberación de Israel, el “pueblo” de Daniel, no se refiere a una salvación individual, aunque un remanente será rescatado, sino a una liberación nacional del yugo de los gentiles al pasar al milenio con Jesucristo el gobernante mundial. Aceptarán a Cristo como su Mesías y salvador: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.” (Zc 12:10). Entonces: “todo Israel será salvo” (Ro 11:26).
II. Segunda venida de Cristo: La primera resurrección (Dn 12:2-3). “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.” (Dn 12:2). Daniel fue consolado con la promesa de que aquellos que duermen, serán resucitados. Muchos judíos morirán durante la gran tribulación (Dn 12:1). Los judíos fieles a Dios resucitarán, en la primera resurrección, con la segunda venida de Jesucristo (Dn 12:2-3; Ap 20:4-5). los que duermen (descansan) en el polvo de la tierra (Sal 7:5) no se refiere a la existencia inconsciente de la muerte. Simplemente significa que una persona muerta parece estar dormida. (1Ts 4:13-17). Cerramos los ojos en este mundo e inmediatamente los abrimos en la eternidad: En el paraíso para vida eterna o en el hades para condenación eterna (Lc 16:19-31; Jn 5:28-29). Los judíos incrédulos serán resucitados para vergüenza y confusión perpetua en la segunda resurrección, después del milenio, en el juicio del gran trono Blanco y no tendrán parte en las bendiciones del pacto (Ap 20:11-15). Los judíos que crean en el Mesías, serán resucitados para vida eterna y serán colocados en puestos de honor en el reino milenial de Cristo. (Dn 7:27; Ap 20:4).
1215 – Dn 11:36 – Daniel 11. El cuerno pequeño.
Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá.
Todos los eventos que se describen en Dn 11:2-35 son pasados (Historia). Los detalles complicados acerca de los conflictos entre los seléucidas y los tolomeos se cumplieron literalmente, de manera exacta como profetizó Daniel. En Dn 11:36–45, se describe a un líder llamado simplemente “el rey”. Algunos sugieren que se trata de Antíoco IV Epífanes y que esos versículos describen sus incursiones adicionales a Israel. Sin embargo, los detalles que aparecen en esa sección, no se cumplieron en la persona de Antíoco. Es cierto que Antíoco prefiguró al rey que vendrá (Dn 8:25). Sin embargo, no son la misma persona. Uno es pasado y otro aún está por venir. El rey que vendrá (“el cuerno pequeño” de Dn 7:8 y “el príncipe” de Dn 9:26) será el último gobernante del mundo romano, el anticristo (2Ts 2:3-4; 8-9). Alcanzará su posición prominente por medio del poder de Satanás y se describe en Ap13:1–8, donde se le llama la “bestia”. Según Juan (Ap 17:12-13), no obtendrá su autoridad por medio de conquistas militares, sino por el consentimiento de diez reyes, que aceptarán someterse a él. Al iniciar en Dn 11:36, la profecía cambia del “ahora” al “entonces”. Los eventos registrados en Dn 11:36-45 ocurrirán durante los primeros 3.5 años de la semana setenta de Daniel. (Dn 9:24-27). Luego en la segunda mitad (tiempo, tiempos y medio tiempo igual a 3.5 años finales) se cumplirá la gran tribulación. “¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado.” (Jer 30:7; Dn 12:1).
I. Por qué el anticrisco y no Antíoco IV Epifane. Las razones por qué desde Dn 11:36-12:3 se deja de hablar de Antíoco IV y pasa al anticristo son: R1. El énfasis que hace entre “el fin de sus días” y “el fin de este tiempo”, y al mencionar otro “tiempo por venir”, indica un cambio de épocas y de personas (Dn 11:35b–36). R2. Las declaraciones en cuanto al carácter de ese rey sobrepasan lo que sabemos de Antíoco IV e incluyen algunas características que no eran ciertas de Antíoco IV como: a. Se engrandece sobre todo dios (Dn 11:36). Antíoco siempre insistía en la adoración de los dioses griegos. El anticristo no acepta la adoración de ningún otro dios (2Ts 2:4). b. No hace caso del amor de las mujeres por lo cual se cree sea homosexual (Dn 11:37). Antíoco IV tuvo muchas mujeres. c. Promueve la adoración de un dios que sus padres no conocieron (Dn 11:38-39). Los dioses que Antíoco IV adoraba eran los mismos de sus padres y del pueblo griego. R3. Daniel se dedica a describir la política del anticristo (Dn 11:36–39). Si fuera la del mismo Antíoco IV, no sería necesario, porque ya lo había hecho antes. R4. Daniel presenta muchos datos históricos que no corresponden a la vida de Antíoco IV (Dn 11:40–45). Además, su descripción corresponde mejor a lo que sabemos del anticristo. R5. La presentación del anticristo como “el rey” sugiere un cambio de persona. En Daniel 11 Antíoco no es llamado “el rey” sino “el hombre despreciable”. R6. La frase “En aquel tiempo” (Dn 12:1) demuestra que este rey gobernará durante el tiempo de la gran tribulación (Mt 24:21; Jer 30:4–9).
1214 – Dn 11:3-4 – Daniel 11. El imperio griego.
Se levantará luego un rey valiente, el cual dominará con gran poder y hará su voluntad. Pero cuando se haya levantado, su reino será quebrantado y repartido hacia los cuatro vientos del cielo; no a sus descendientes, ni según el dominio con que él dominó; porque su reino será arrancado, y será para otros fuera de ellos.
En Dn 11:2-35 el interés principal del mensajero y del profeta está en el imperio griego. Por lo tanto, se hace un breve resumen del resto del período del imperio medo-persa (Dn 11:2) para pasar luego a Grecia (Dn 11:3-35). Daniel se centra en los dos generales más cercanos que peleaban entre sí, y serán siempre llamados de inicio a fin de su descendencia: “el rey del norte y el rey del sur”. Continuamente estos dos reinos pasaban por la tierra santa, Israel, para llevar a cabo sus campañas militares. Los israelitas se encontraban en medio de estas luchas y siempre sufrían las consecuencias. Al principio Tolomeo, rey del imperio del sur, se hizo más fuerte. La sede de su gobierno estaba en Egipto y tomó control de Palestina. Inicialmente, Tolomeo intervino para proteger de un enemigo a Seleuco rey del norte en Siria, y siempre se mantuvo vivo el aprecio y respeto entre los dos reyes y sus reinos. En generaciones posteriores, Seleuco, el rey del norte con sede en Siria, se hizo más fuerte y el conflicto empezó a desarrollarse entre los dos reinos. La historia del período entre los dos Testamentos (Aprox. 500 años de silencio) gira alrededor de una serie de guerras entre los tolomeos y seléucidas. Dios levanta a Judas Macabeo para liberar a Israel del imperio griego. Esta historia se encuentra en los libros apócrifos de los Macabeos. El ángel informó a Daniel que el liderazgo del imperio persa sería seguido por cuatro gobernantes y luego sería vencido por el imperio griego. Los cuatro gobernantes persas fueron Cambises, Seudo-smerdis, Darío I Histaspe, y Jerjes, conocido en el libro de Ester como el rey Asuero. De los cuatro reyes persas, Jerjes fue el más poderoso, rico, y el de mayor influencia. Jerjes perdió la batalla al tratar de conquistar Grecia y esto motivo a Grecia invadir y conquistar el oriente. Así, nació el imperio griego, representado en la imagen por el metal de cobre en Dn 2:32 y la bestia semejante a un leopardo con cuatro cabezas en Dn 7:6.
I. El surgimiento de Alejandro Magno (Dn 11:3–4). El rey valiente que se levantó fue Alejandro Magno rey del Imperio griego (Dn 11:3-4). El primer libro de los Macabeos dice:” Sucedió que Alejandro el Macedonio, hijo de Filipo, una vez hubo salido del país de los Kittin y derrotado a Darío, rey de los persas y de los rnedos, reinó en su lugar, primeramente en Grecia. Combatió muchas batallas, expugnó muchas fortalezas y dio muerte a reyes de la tierra.” (1Ma 1:1-2) Biblia Nacar-Colunga. “Pero cuando se haya levantado, su reino será quebrantado y repartido hacia los cuatro vientos del cielo; no a sus descendientes, ni según el dominio con que él dominó; porque su reino será arrancado, y será para otros fuera de ellos.” (Dn 11:4). Alejandro Magno muere joven sin descendientes y el imperio griego es repartido en sus cuatro generales: Seleuco (sobre Siria y Mesopotamia), llamado por Daniel rey del norte, Tolomeo (sobre Egipto), llamado por Daniel rey del sur. Lisímaco (sobre Tracia y algunas partes de Asia Menor), y Casandro (sobre Macedonia y Grecia). “Había reinado Alejandro doce años cuando le arrebató la muerte. Sus generales hiciéronse cargo del poder, cada uno en el lugar que le toco en suerte.”
1213 – Dn 10:13 – Daniel 10. La lucha espiritual.
Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia.
Daniel, con unos 85 años aprox. recibió la última visión en el año tercero del reinado de Ciro, en 536 a.C. (Dn 10:1-3). Habían pasado cuatro años de la visión de las setenta semanas (Dn 9:24-27). La cautividad de Israel había terminado. Los exiliados de Israel habían regresado de Babilonia a Jerusalén y comenzaron la reconstrucción del templo. Quizá Daniel, por su edad avanzada, no regresó con los exiliados. Jerusalén estaba siendo poblada nuevamente, y la nación parecía estar en paz. La revelación que Daniel recibió en esa ocasión, hizo que perdiera la esperanza de que durara la libertad y la paz que Israel estaba disfrutando. Dios le reveló que la nación estaría involucrada en muchos problemas (conflicto grande). Cuando entendió el significado de la visión, Daniel se limitó con la comida por espacio de tres semanas. Este periodo de 21 días no debe considerarse como un ayuno de 21 días. Durante ese período de aflicción si comió, pero se abstuvo de comer manjar delicado y se dedicó a la oración esperando que el Señor resolviera el destino de su pueblo (Dn 10:12). La ley de Moisés para Israel establecía solo un ayuno al año (Lv 16:29-31). Durante el cautiverio en Babilonia, sin consultar a Dios, aumentaron a cuatro ayunos al año (Zc 8:19). Los fariseos en el tiempo de Jesús aumentaron a dos días de ayuno semanal (Lc 18:12). Por lo cual, sacar doctrina del A.T. y fuera de contexto es falsa doctrina. Los traficantes de la fe, por amor al dinero, cada inicio de año mandan a la iglesia a ayunar 21 días, con el falso propósito de encomendar el año a Dios, pero es para que el pueblo lleve ofrendas como primicias. La doctrina de la iglesia está en los evangelios no en el A.T. Cristo manda: “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”. (Mt 28:20).
I. El mensajero celestial (Dn 10:4–8). Después de tres semanas (Dn 10:3), Daniel recibió la visita de un varón vestido de lino, un mensajero, mientras estaba a la orilla del gran río Hidekel (río Tigris; Dn 12:5). Algunos dicen que ese varón era Cristo pre encarnado por tres razones: La similitud de la descripción que aparece aquí y la de Ap 1:13–16. La reacción de Daniel y sus amigos (Dn 10:7–8). El “varón” puede ser el mismo que el “Hijo de hombre” de Dn 7:13 y el “hombre” de Dn 8:16. Pero, la mayoría concluye que el mensajero era un ángel, porque si hubiera sido Cristo no se le opusiera un demonio, llamado principe de Persia, no sería un enviado como mensajero y no tuviera que pedir ayuda al ángel Miguel (Dn 10:11-13).
II. La lucha espiritual (Dn 10:9–14). EL ángel dice a Daniel: “Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días.” (Dn 10:13-14). El ángel animó a Daniel a que no tuviera temor (Dn 10:8) y le explicó el retraso de la respuesta a su oración. Dios escuchó y respondió la oración desde el primer día de la visión del gran conflicto (Dn 10:1–2). Envió a un ángel para entregarle un mensaje. pero fue estorbado por el príncipe del reino de Persia, un demonio que influenciaba al rey de Persia
1212 – Dn 9:24 – Daniel 9. Las setenta semanas.
Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.
Daniel estaba preocupado por algunas preguntas importantes. ¿Cómo se relacionaba el terrible programa para las naciones paganas revelado en Daniel 7 y 8 con el plan divino para Israel? ¿Podría éste sobrevivir? Daniel 9–12 contestan estas preguntas que Daniel se hacía al final de Daniel 8. Una vez más, el profeta inicia dando un panorama general de los planes divinos para Israel durante todo el período (Daniel 9). Después vuelve a considerar los detalles específicos de los acontecimientos más inmediatos (Dn 10-12). Daniel, al ver la victoria de Darío de los medos venciendo al imperio babilónico, buscó en los libros (las Escrituras) para entender los eventos (Dn 1:1-2). Comprendió que el triunfo de Darío significaba que el fin del cautiverio de 70 años estaba cerca. “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.” (Mt 24:13).
I. Oración por Israel (Dn 9:3-19). “Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza. Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos. hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas.” El estudio de las Escrituras condujo a Daniel a orar a Dios y a hacer confesión (Dn 9:3–14), ruego (petición; Dn 9:15–19), y ayuno. Confesión (Dn 9:3-14). Daniel sabía que la confesión era requisito para la restauración, así que confesó el pecado de su pueblo, identificándose con su pecado, como si él fuera responsable por él. Puntualizó que las bendiciones son resultado de la obediencia, pues Dios guarda el pacto y la misericordia con los que le aman y guardan sus mandamientos. Reconoció cuatro veces que su pueblo había pecado (Dn 9:5, 8, 11, 15). La iniquidad había sido la rebeldía contra Dios y alejarse de su palabra, que conocían muy bien (Dn 9:9-11). Dios, en su gracia, había mandado profetas para exhortar a la gente a volverse a Él, pero reconoce no hemos obedecido a tus siervos. Los reyes y el pueblo eran culpables. Primera petición: Dios aparta tú ira (Dn 9:15-16). Segunda petición por favor, misericordia y perdón de Dios (Dn 9:17-19). “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1Jn 1:8-9).
II. La visión de las setenta semanas (Dn 9:20-27). “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.” (Dn 9:26). El ángel Gabriel explica a Daniel que el programa de Dios para Israel sería consumado en setenta “sietes”. Siete días componen una semana; cada siete años había un año sabático (Lv 25:1–7); y siete “sietes” conducían al año del jubileo (Lv 25:8–12). Entonces, setenta “sietes” es un período de 490 años. Israel y Judá habían fracasado en guardar los años sabáticos (2Cr 36:21).
1211 – Dn 8:8 – Daniel 8. El imperio griego vence al medo persa.
Y el macho cabrío se engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo. Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa.
Daniel siguió aprendiendo acerca del futuro y los sucesos asombrosos que el pueblo de Dios tendría que enfrentar. Después de presentar el panorama general y un resumen del programa completo para las naciones gentiles hasta el establecimiento del reino milenial, describe más detalladamente lo que vendría en el futuro inmediato, por lo que regresa al principio del mismo período histórico para explicarlo. Daniel 7 y 8 corresponden al primer y tercer año de Belsasar y cronológicamente van entre Daniel 4 y 5. Daniel 9 tuvo lugar cerca del mismo tiempo que Daniel 6. En Daniel 8 se registra la caída del imperio medo-persa vencido por el imperio griego y da más detalles de ambos imperios que siguieron inmediatamente después de Babilonia. El orden de los capítulos cronológicamente sería: Dn 1-4, (7,8), 5, (6,9), 10-12. En su visión, Daniel se vio a sí mismo en el palacio de Susa, una de las ciudades reales de Persia (Irán), localizada a más de 320 kms. al oriente de Babilonia, junto al río Ulai. Un siglo después, el rey persa Jerjes, construyó un palacio majestuoso ahí mismo, que fue donde se llevaron a cabo los eventos registrados en el libro de Ester (Est 1:2). Nehemías fue el copero del rey Artajerjes en el palacio de Susa (Neh 1:1).
I. La visión del carnero (Dn 8:1-4). Daniel describe la vision diciendo: “Alcé los ojos y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, y tenía dos cuernos; y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro; y el más alto creció después. Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapase de su poder; y hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía.” Este carnero de la visión representa al segundo impero gentil medo-persa de Daniel 2:32 y 7:5 donde el reino persa tomó más fuerza.
II. La visión del macho cabrío (Dn 8:5-8). Luego de la vision del carnero Daniel describe otra vision diciendo: “Mientras yo consideraba esto, he aquí un macho cabrío venía del lado del poniente sobre la faz de toda la tierra, sin tocar tierra; y aquel macho cabrío tenía un cuerno notable entre sus ojos. Y vino hasta el carnero de dos cuernos, que yo había visto en la ribera del río, y corrió contra él con la furia de su fuerza. Y lo vi que llegó junto al carnero, y se levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus dos cuernos, y el carnero no tenía fuerzas para pararse delante de él; lo derribó, por tanto, en tierra, y lo pisoteó, y no hubo quien librase al carnero de su poder. Y el macho cabrío se engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo.”. El macho cabrio es el mismo imperio griego representado con el metal de bronce en la imagen de Dn 2:32 y el leopardo con cuatro cabezas de Dn 7:6. El macho cabrio vence al carnero que representa al imperio medo-persa. El gran cuerno del macho cabrío es Alejandro Magno que “se engrandeció sobremanera” pero muere y el imperio es dividido en sus cuatro generales:
1210 – Dn 7:13 – Daniel 7. El hijo del hombre recibe el reino.
Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.
Cronológicamente, Daniel 7 se desarrolla antes Daniel 5. Belsasar acababa de ocupar un cargo de autoridad (553 a.C.), y Daniel tenía aprox. unos sesenta y ocho (68) años. Después de presentar los seis ejemplos que demuestran el control que Dios tiene sobre los sucesos políticos aun de los gobiernos paganos, Daniel continúa relatando el programa futuro que el Señor le ordenó que anunciara. La naturaleza del contenido cambia, de modo que Daniel 7-12 son apocalípticos - proféticos y describen eventos que afectan a las naciones gentiles y las consecuencias para Israel. Además, anuncian la aflicción que el pueblo de Dios sufriría bajo el dominio gentil. Daniel 7-8 predicen el plan de Dios para los pueblos paganos y los acontecimientos políticos relacionados con ellos. Daniel 9–12 hacen énfasis en el plan divino para Israel. Aunque los dos temas se encuentran en ambas secciones, el punto de enfoque principal cambia. Las dos partes empiezan haciendo un resumen del futuro a manera de un panorama general. A continuación, se presentan más detalles específicos del plan de Dios para el grupo considerado. Daniel 7 presenta un resumen del período que comprende desde el imperio babilónico hasta el establecimiento del reino milenial. En Daniel 2 la imagen y sus cuatro metales representan la condición política de los imperios gentiles y en Daniel 7 las cuatro bestias representan su condición moral, con un corazón de bestia y no de ser humano.
I. La visión de las cuatro bestias (Dn 7:1-8). “Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar. Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar.” La primera bestia: Un león. Representa al imperio Babilónico (Dn 7:3-4). El león es un animal que simboliza poder y fuerza. Sus dos alas de águila, que indican rapidez. Ambos animales el león como el águila eran símbolos de Babilonia (Jer 4:7, 13; Ez 17:3). Sus alas fueron arrancadas violentamente, lo que ocasionó que perdiera su gran movilidad. Puede referirse a la humillación de Nabucodonosor (Dn 4) o la caída de su imperio después de su muerte. Se puso enhiesta sobre los pies. Cuando el león se puso sobre sus dos pies, (sus patas traseras) tuvo la apariencia de hombre. Y le fue dado corazón de hombre a Nabucodonosor, es una posible conversión para salvación, al cambiar su corazón de bestia (piedra) a hombre (sensible a Dios). La segunda bestia: Un oso. Representa al imperio medo-persa (Dn 7:5). Es el imperio que vence a Babilonia y surge de la unión de dos reinos, el medo y el persa. Era un ejército poderoso y cruel (Is 13:15–18). Pero era como el oso pesado y torpe. El profeta vio que un costado del oso se alzaba más que el otro, significa que el reino persa sería más poderoso. Las tres costillas en la boca representan tres reinos derrotados antes de su imperio: Egipto, Asiria y Babilonia o derrotados durante su imperio Babilonia, Lidia y Egipto. La tercera bestia: Un leopardo. Representa al imperio Griego (Dn 7:6). Era semejante a un leopardo y con cuatro alas que caracteriza su gran rapidez, astucia y agilidad (Jer 5:6; Os 13:7; Hab 1:8).
1209 – Dn 6:16 – Daniel 6. Salvado por el Dios viviente.
Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre.
Dios controla la política mundial, aun lo que sucede en los gobiernos paganos. Dios puede proteger a sus siervos aun en los días más difíciles que vengan. Daniel con la prueba del foso de los leones en Daniel 6 muestra el poder y la soberanía de Dios y las cualidades de un siervo fiel a Dios: Superioridad, integridad, firmeza, padecimiento y salvación. Daniel ha presentado cinco ejemplos de la soberanía de Dios (Daniel 1–5). Por la fidelidad a Dios hallados diez veces mejores que los demás magos (Dn 1:20). El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes (Dn 2:21). Dios de dioses, Señor de reyes, y revela los misterios. (Dn 2:47). Salvados del horno de fuego por la fe en el poder y la soberanía de Dios (Dn 3:17-18). Teofanía, Cristo pre encarnado, el Dios Altísimo (Dn 3:25-26). Dios Omnipotente, Transcendente (Altisimo, Grande), Soberano, Eterno, Rey, y Señor de señores. (Dn 4:1-3, 37). Dios Altísimo, soberano, Señor del cielo (Dn 5:18,21,23). Ahora presenta el sexto ejemplo en Daniel 6 donde el Dios viviente, eterno, omnipotente, salva sus siervos (Dn 6:20). Dios afirma: “Yo honraré a los que me honran” (1Sa 2:30).
I. La superioridad de Daniel (Dn 6:1-3). “Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el reino. Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado. Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.” La superioridad de Daniel no se debia a su inteligencia ni desempeño diligente sino porque había en él un espíritu superior, lleno del Espíritu del Dios viviente. Pablo enseña que la llenura del Espíritu es ser controlado por Él: “Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.” (Gá 5:16).
II. La integridad de Daniel (Dn 6:4-9). “Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él.” Daniel era incorruptible, fiel y diligente al realizar sus responsabilidades. Somos llamados a ser ejemplo “para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo.” (Fil 2:15). “Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios.” (Dn 6:5). Sugirieron al rey Darío que firmara un decreto donde él fuera el único objeto de adoración por espacio de treinta días. El castigo por no cumplir el decreto sería ser echado al foso de los leones. (Dn 6:6-9).
III. La firmeza de Daniel (Dn 6:10-11). Daniel siguió orando como tenia por costumbre: “se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.” La oración de Daniel era con acción de gracias y con perseverancia. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
1208 – Dn 5:25 – Daniel 5. Caída del imperio Babilónico.
Entonces de su presencia fue enviada la mano que trazó esta escritura. Y la escritura que trazó es: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN.
Daniel utiliza una situación histórica para demostrar que Dios es soberano y está en control de todo, aun de las naciones paganas de este mundo. Dios triunfará al fin y los que son fieles participarán con Él de su victoria. El rey que se atreva a rebelarse contra Dios, tarde o temprano pagará el costo de su rebeldía. Con la caída del imperio babilónico finaliza la primera fase de los tiempos de los gentiles: La cabeza de oro de la imagen de Dn 2:37-38. El gobierno de los medos y los persas constituye la segunda fase de los tiempos de los gentiles (el pecho y brazos de plata de la imagen de Dn 2:39). Los eventos Daniel 5 ilustran que Dios es soberano y que Él actúa conforme a los planes que ha predeterminado. Estos eventos también anticipaban la derrota final del poder del mundo gentil que se rebela contra Dios caracterizado por la corrupción moral y espiritual. El juicio, anticipado en Sal 2:4–6 y Ap 19:15–16, se cumplirá en la segunda venida de Jesucristo a la tierra. La gran fiesta de Belsasar en Daniel 5 representa el clímax de ella con la caída del imperio babilónico. Ciro, el gran rey del imperio medo persa, se acercaba a la región con el deseo de conquistar el imperio babilónico. Entró en la ciudad de noche, durante la fiesta de año nuevo, y encontró a todos los líderes ebrios, y al pueblo dispuesto a recibirlo como rey. Nabucodonosor reconoció que: “Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y Él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?” (Dn 4:35).
I. Diversión desenfrenada del rey (Dn 5:1-4). “El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino.” (Dn 5:1). Babilonia estaba sitiada por el ejército persa que dirigía Ugbaru, gobernador de Gutium, mientras Belsasar estaba dentro de la ciudad, celebrando un gran banquete con mil de sus príncipes. Es posible que Belsasar hubiera planeado el banquete para demostrar que la presencia de los persas no le preocupaba y para disipar el temor de la gente. Belsasar pensaba que su ciudad estaba segura ante cualquier ataque, pues las dimensiones de sus muros eran impresionantes. Dentro de la ciudad, tenían suficientes provisiones para sobrevivir 20 años. El banquete muestra la falta de preocupación que Belsasar tenía por el poder de sus enemigos. “El rey no se salva por la multitud del ejército, ni escapa el valiente por la mucha fuerza.” (Sal 33:16). Belsasar comete sacrilegio al usar los vasos de oro y plata del templo de Jerusalén para que honraran a los dioses de Babilonia. (Dn 5:2-4).
II. La escritura en la pared (Dn 5:5-12). “En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía. Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra.” (Dn 5:5-6). Belsasar reunió a los sabios, magos, caldeos y adivinos y prometió recompensar a cualquiera que interpretara la escritura en la pared. La recompensa era sustanciosa: 1) Sería vestido de púrpura, y le sería otorgada autoridad real (Est 8:15). 2) Recibiría un collar de oro, que sin duda tenía un gran valor (Gn 41:42).
1207 – Dn 4:33 – Daniel 4. Humillado y restaurado por Dios.
En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves.
¿Cómo ve Dios el orgullo del hombre? ¿Qué piensa de la jactancia de los que han llegado a ser grandes a los ojos del mundo y que confían en sus propias habilidades y dinero para realizar cualquier cosa? A través de la Biblia, el Señor establece ciertos principios que gobiernan su trato para con los hombres. Entre estos se encuentra el principio de que Dios humilla al orgulloso y exalta al humilde porque no comparte su gloria con nadie. (1Pe 5:5; Is 48:11). Este relato hecho por Nabucodonosor ayuda para ilustrar lo antes dicho y demostrar que Dios controla todo gobierno y lo utiliza para su gloria. Quienes piensan que pueden gobernar sus vidas sin tener en cuenta a Dios, después podrán entender quién es el que manda en el universo y darán el honor que sólo Él merece. Todo ser humano tendrá que postrarse ante Jesucristo quien “estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” (Fil 2:8-11).
I. Exaltación a Dios (Dn 4:1-3). “Nabucodonosor rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo. ¡Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno, y su señorío de generación en generación.” El relato del rey comienza y finaliza con una doxología para exaltar los atributos del Dios: Omnipotente, Transcendente (Altisimo, Grande), Soberano, Eterno, Rey y Señor de señores. (Dn 4:1-3; 37). Es posible que Daniel ayudó para hacer la doxología.
II. El sueño de nabucodonosor (Dn 4:4-18). “Yo Nabucodonosor estaba tranquilo en mi casa, y floreciente en mi palacio. Vi un sueño que me espantó, y tendido en cama, las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron.” Nabucodonosor vuelve a tener un sueño que lo espantó. Mandó venir a los magos, astrólogos, caldeos y adivinos y les ordenó que le mostraran la interpretación del sueño. Sin embargo, no pudieron hacerlo. Pero el Dios vivo, verdadero y soberano afirma: “Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo; que deshago las señales de los adivinos, y enloquezco a los agoreros; que hago volver atrás a los sabios, y desvanezco su sabiduría.” (Is 44:25).
III. Daniel interpreta el sueño (Dn 4:19-27). Daniel es llamado ante el rey Nabucodonosor quien le suplica que le interprete el sueño y se lo cuenta diciendo: “Me parecía ver en medio de la tierra un árbol, cuya altura era grande. Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo, y se le alcanzaba a ver desde todos los confines de la tierra. Su follaje era hermoso y su fruto abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y se mantenía de él toda carne.