
1207 – Dn 4:33 – Daniel 4. Humillado y restaurado por Dios.
En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves.
¿Cómo ve Dios el orgullo del hombre? ¿Qué piensa de la jactancia de los que han llegado a ser grandes a los ojos del mundo y que confían en sus propias habilidades y dinero para realizar cualquier cosa? A través de la Biblia, el Señor establece ciertos principios que gobiernan su trato para con los hombres. Entre estos se encuentra el principio de que Dios humilla al orgulloso y exalta al humilde porque no comparte su gloria con nadie. (1Pe 5:5; Is 48:11). Este relato hecho por Nabucodonosor ayuda para ilustrar lo antes dicho y demostrar que Dios controla todo gobierno y lo utiliza para su gloria. Quienes piensan que pueden gobernar sus vidas sin tener en cuenta a Dios, después podrán entender quién es el que manda en el universo y darán el honor que sólo Él merece. Todo ser humano tendrá que postrarse ante Jesucristo quien “estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” (Fil 2:8-11).
I. Exaltación a Dios (Dn 4:1-3). “Nabucodonosor rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo. ¡Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno, y su señorío de generación en generación.” El relato del rey comienza y finaliza con una doxología para exaltar los atributos del Dios: Omnipotente, Transcendente (Altisimo, Grande), Soberano, Eterno, Rey y Señor de señores. (Dn 4:1-3; 37). Es posible que Daniel ayudó para hacer la doxología.
II. El sueño de nabucodonosor (Dn 4:4-18). “Yo Nabucodonosor estaba tranquilo en mi casa, y floreciente en mi palacio. Vi un sueño que me espantó, y tendido en cama, las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron.” Nabucodonosor vuelve a tener un sueño que lo espantó. Mandó venir a los magos, astrólogos, caldeos y adivinos y les ordenó que le mostraran la interpretación del sueño. Sin embargo, no pudieron hacerlo. Pero el Dios vivo, verdadero y soberano afirma: “Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo; que deshago las señales de los adivinos, y enloquezco a los agoreros; que hago volver atrás a los sabios, y desvanezco su sabiduría.” (Is 44:25).
III. Daniel interpreta el sueño (Dn 4:19-27). Daniel es llamado ante el rey Nabucodonosor quien le suplica que le interprete el sueño y se lo cuenta diciendo: “Me parecía ver en medio de la tierra un árbol, cuya altura era grande. Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo, y se le alcanzaba a ver desde todos los confines de la tierra. Su follaje era hermoso y su fruto abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y se mantenía de él toda carne.