
El suicidio se suponía iba a hacer el punto final del libro de mi vida hace unos años. Era el cierre del último capítulo de mi existencia. Ese momento coyuntural que había planeado y postergado en varias ocasiones, pero realmente fue el principio del fin, fue el momento en el que mi vida cambió para siempre, fue el momento que llamé a Dios.