
Silvia llegó a la consultoría con un archivo lleno de opciones, dudas y ansiedad.
Había visto de todo: buenos precios, ubicaciones atractivas, fotos increíbles… pero nada le daba certeza.
La ayudé a hacer lo que todo inversionista inteligente hace: dejar la intuición a un lado y seguir una estrategia.
Primero, definimos los mínimos indispensables del inmueble (2 recámaras, 1 baño, sin amenidades costosas que bajaran la rentabilidad).
Después, enfocamos la búsqueda en zonas con alta demanda en renta tradicional, buena conectividad y plusvalía sostenida.
La renta por plataforma era solo un “Plan B”.
Por cada opción, analizamos:
ROI estimado
Plusvalía proyectada
Viabilidad legal
Y su rendimiento frente al mercado
Y sí, la propiedad que terminó comprando no era la más bonita, pero fue la que más resultados le generó.
Hoy Silvia tiene su departamento rentado, su hipoteca cubierta y ya planea su segunda inversión.
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