
Partimos al otro día y, llegados a Chipre, los peregrinos nos separamos en diversas naves. Había en el puerto tres o cuatro naves que iban a Venecia, viajé en un pequeño navío. Partimos y, a la tarde comenzó una tempestad, con lo que las naves se separaron unas de otras. El navío pequeño donde viajaba pasó por mucho peligro, pero al fin llegamos a tierra.