
Ataques de pánico, fatiga extrema y caída del pelo sin explicación fueron algunos de los síntomas que hicieron que Daniela Vargas buscara ayuda de todo tipo. Después de años de trabajar sin descanso, la pandemia la hizo parar en seco y darse cuenta de una realidad: ya no quería vivir. No solo se trataba del síndrome de Asia, una reacción de su cuerpo a sus implantes mamarios, sino un llamado urgente a reconectarse consigo misma.