
Hay un tipo de consuelo que no se encuentra en lo visible. No se compra, no se fabrica, no se improvisa. Es un consuelo que no responde a fórmulas humanas, ni se activa con frases hechas. Porque hay dolores que no se calman con lógica, ni con compañía, ni con tiempo. Hay vacíos que no se llenan con ruido, ni con distracciones, ni con promesas. Y es allí, en ese lugar donde todo lo externo falla, donde se revela el consuelo que viene de lo alto.
Tu amigo Israel Meza, que Dios te bendiga siempre y recibe un fuerte abrazo.