
“Y él se fue por el desierto un día de camino,y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida; pues no soy yo mejor que mis padres.” (1 Reyes 19:4)
Elías, el gran profeta, experimentó ese límite. Después de ver el poder de Dios manifestado en el monte Carmelo, se sintióperseguido, amenazado y completamente solo. Su fuerza espiritual se desmoronó, y en un suspiro de desesperación, le pidió a Dios que le quitara la vida.
Este pasaje no muestra debilidad, muestra humanidad. Muestra que incluso los siervos más fieles pueden llegar a sentirse vencidos, que la fe también conoce el cansancio y que la esperanza, a veces, necesita ser sostenida por la gracia.
Señor, en mis momentos más oscuros, cuando el cansancio me vence, recuérdame que no estoy sola, que Tu consuelo siempre llega a tiempo. Aliméntame con Tu palabra, fortaléceme con Tupresencia y hazme sentir que mis luchas también son las Tuyas. Gracias porque aun cuando me siento sin fuerzas, Tú no te apartas de mí. Amén.