
Muchos discursos proselitistas afirman que el objetivo principal de la iglesia es “ganar almas” y aumentar el número de convertidos. Bajo un lenguaje espiritual —cosecha, avivamiento, crecimiento— se esconde, a veces, una visión utilitarista donde las personas se vuelven cifras, indicadores o resultados. Este episodio cuestiona esa lógica y nos invita a volver al mensaje de Jesús: la misión no es acumular números, sino acompañar procesos, sanar vidas y hacer visible el Reino de Dios donde hay dolor e injusticia.