
En 2 Crónicas 29:1-10 vemos cómo el rey Ezequías, al comenzar su reinado, decidió restaurar la casa del Señor y volver el corazón del pueblo a Dios.De la misma manera, en nuestra vida espiritual también somos llamados a limpiar, ordenar y consagrar nuestro corazón para que Dios habite en él.Así como Ezequías abrió de nuevo las puertas del templo, hoy es tiempo de abrir las puertas de nuestra vida a la presencia de Dios y permitir que Él restaure lo que ha estado apagado.