La primera vez que vi al Don patas marrón tenía solo diez años. Pensé que era una pesadilla. Una parálisis del sueño cualquiera. Pero él volvió. Me observó crecer. Me acompañó en los peores momentos de mi vida. Me vio tocar fondo... y también estuvo ahí cuando quise desaparecer.

El 12 de abril de 2013 me llamaron para una inmersión de emergencia. Lo que parecía una operación de rescate rutinaria se convirtió en una pesadilla subterránea. Un terremoto había vaciado un lago, revelando un sistema de cuevas sellado durante miles de años. Lo que encontré ahí abajo no era de este mundo… y no todos salimos con vida.Esta historia fue clasificada por más de una década. Hoy, por fin, puedo contarla.

Centro comercial oscuro y desolado con luces parpadeando. Un joven (Michael) de espaldas mirando hacia una figura sombría de una anciana al final del pasillo. La atmósfera es tensa, surreal, como si el mall estuviera flotando en otro mundo. Luz rojiza desde abajo. Estilo cinematográfico, terror psicológico, contraste fuerte entre sombras y reflejos en el piso. Agrega detalles como letreros rotos, escaleras mecánicas detenidas y vitrinas vacías.

Mi esposa creció en un pueblo perfecto: casas idénticas, vecinos amigables, y calles tan tranquilas que nadie cerraba con llave. Nos mudamos ahí por unos meses para ahorrar, justo antes de irnos a Los Ángeles. Yo solo quería escribir tranquilo… hasta que encontré un sendero oculto bajo las torres eléctricas. Ahí empecé a caminar todos los días, solo. Un lugar sucio, abandonado, lleno de basura, pero que sentía mío. Hasta que conocí al hombre de los dientes blancos.

Mi familia tuvo un pequeño motel en medio de la nada durante generaciones. Siempre pensé que los clientes extraños eran parte del paisaje… hasta que descubrí que cada cuatro años llegaba una familia que nunca envejecía, y que mis padres sabían exactamente quiénes eran. Esta es la historia de lo que pasó después de que se fueron… y por qué tuve que bajar a las cavernas para descubrir la verdad.

Ser policía en un pueblo rural de Minnesota puede sonar aburrido. Pero hace siete años, un caso sacudió mi mundo: la desaparición inexplicable de una anciana que afirmaba ser acechada por “algo” que vivía dentro de sus clósets.

Siempre creí que los Parques Nacionales estaban ahí para proteger la naturaleza… hasta que empecé a notar que todos guardaban algo más. Algo que no se deja ver… a menos que te salgas del camino. Mi papá desapareció en servicio cuando yo era niño. Anoche, volvió. Y no estoy seguro de que sea humano.

Llevo tres años trabajando en un cine que tiene reglas... fuera de lo normal. Al principio pensé que eran exageraciones, protocolos raros o incluso bromas internas. Pero estaba equivocado. Muy equivocado. Cada una de esas reglas existe por una razón. Y cuando una se rompe… algo terrible ocurre.

Mi abuelo siempre decía que su casa estaba maldita. Pero nunca imaginé que detrás de una pared falsa en su sótano había un pasaje... a otro mundo. Un mundo donde yo existía, pero no era humano. Esta es la historia de cómo crucé un portal interdimensional, conocí a mi doble mutado… y descubrí que mi familia ha estado ocultando un secreto monstruoso por generaciones.

Una familia desaparece en un parque nacional de Canadá. Lo que parecía un ataque animal se convierte en una pesadilla mucho más oscura. Esta es la historia de Jacob Wingate, un voluntario de rescate que entró a una cueva… y salió cambiado para siempre.

Cuando Travis aceptó ese empleo, pensó que solo vendería muñecos, velas y baratijas esotéricas. No imaginó que terminaría trabajando para un ser sobrenatural llamado King Creole… ni que tendría que alimentar un sótano lleno de cosas que no deberían existir.

Fui reclutado por una división secreta del FBI que nadie conoce. Mi primera misión parecía de rutina: investigar una empresa sospechosa de manipulación genética. Pero al llegar, nos encerraron. Descubrimos cadáveres, criaturas humanas deformadas y una enfermedad mortal que se transmite por el aire. Y lo peor... yo fui infectado.

A los 17 años, Aiden y su grupo de amigos vivieron el infierno en los bosques de Colorado. Una criatura inhumana los acechó... y solo él sobrevivió.Años después, tras una vida marcada por el trauma, Aiden regresa con un nuevo nombre: Roger. Pero lo que no sabe… es que el verdadero horror apenas comienza.

Durante cinco años, he trabajado como guardia nocturno en un centro comercial casi vacío. Mi única orden: vigilar una tienda cerrada permanentemente llamada "Tartarus".Nadie debe entrar. Nadie debe salir.

Siempre soñé con tener mi propia casa. Me costó sangre, sudor y años de esfuerzo... pero jamás imaginé que me iba a mudar con algo que no debería estar aquí. Lo vi durante la primera visita. Pensé que estaba alucinando. Pensé que solo era mi estrés. Pero los cadáveres no se van... y ahora, empiezan a moverse.

Trabajo en un supermercado aparentemente normal... pero hay algo muy raro pasando aquí. Clientes que no parecen humanos, pasillos que cambian solos, baños que esconden horrores y presencias que no deberían existir. Esta es mi historia real (o eso creo) trabajando en el supermercado más extraño del mundo. Y lo peor... es que cada día se pone peor.

Mi hermano y yo heredamos la cabaña de nuestra abuela después de que murió sola en las montañas. Lo que debía ser un simple viaje para recoger sus cosas terminó convirtiéndose en una pesadilla de recuerdos enterrados, monstruos reales... y secretos que llevaban más de una década esperando en la oscuridad. El “Hombre del Río” nos dio un libro. Y con él, la verdad sobre lo que realmente era nuestra familia.

Toda mi vida soñé con ser guardabosques. Pensé que era el trabajo perfecto: naturaleza, paz, libertad… Pero en mi primer día oficial, crucé un arco de piedra escondido en el bosque... y todo cambió.

Mi papá murió hace tres meses. No dejó dinero. No dejó cartas. Me dejó... catorce cajas de cintas de cassette. Pensé que era una broma.Pensé que era parte de su obsesión con lo viejo. Pero no. Cada cinta tiene una historia. Una confesión Una advertencia. Y ahora entiendo por qué murió Y por qué, si sigo escuchando… yo también podría morir.