
Reyner Banham se enamoró de la fealdad intolerable de Los Ángeles. David Hockney conducía sus calles con su descapotable mientras escuchaba a Ludwig van Beethoven. Pintar cincuenta dachshunds fue su mejor manera de homenajear a Henry Geldzahler. Joan Didion escribió desde todo el mundo pero siempre echó de menos pasar más tiempo en California.