Hay un lógico optimismo en la comunidad económica local. Hay fundamentos para ello. Pero el mundo es un riesgo al que hay que prestarle atención. El precio del petróleo es uno de los temas que nos ocupan. En el plano local, la discusión sobre comprar reservas y el riesgo de remonetizar demasiado rápido son parte de la misma historia.
La firma del Acuerdo Marco con Estados Unidos es bueno. Debería ser un win-win para los firmantes, más allá de que lógicamente no todo el mundo va a estar contento. Economías más abierta, areceles prefernciales y menos trámites, entre otras cosas. La inflación está circunstancialmente más alta, pero no deberíamos preocuparse. No habrá flotación, pero quizas en algun momento se modifiquen las bandas. La actividad camina.
Por fin una semana tranquila. La actividad de a poco repunta de la mano de tasas que bajaron y bajarán más. Hubo buenos datos de octubre, pero aun muy preliminares. El dólar pinta tranquilo y la inflación en el corto plazo se mantiene en zona de 2%. Parece que deberemos esperar 1 mes para ver los detalles de la política monetaria que tienen los Totoboys entre manos.
El mercado aplaudió a rabiar la victoria de Milei. Ahora aparece un cambio que no convenció a aliados, pero el proceso tiene que ser más fuerte que un nombre específico por más que claramente había mucho valor en Francos como el trouble shooter de los problemas políticos de Milei. Ahora el Banco Central tendrá que empezar a comprar los dólares que dejen tranquilos a todos y con tiempo empezar a pensar un nuevo esquema con menos cepo y posiblemente sin las bandas que atan. De todas maneras, el tipo de cambio no parece estar muy desequilibrado. La economía debería levantar en los últimos 2 meses del año
Sorpresiva victoria por casi 10 puntos de La Libertad Avanza. El gobierno ahora tiene el mazo de cartas. La clave será usarlo sabiamente para construir consensos y reponer las reservas que lo reconcilien con los mercados. La mesa está servida. El discurso moderado de Milei es esperanzador. El mercado no le tendrá paciencia infinita. Creemos que con el horizonte de más despejado la actividad puede repuntar en noviembre y diciembre.
El Tesoro norteamericano duplica la apuesta. Ya compró pesos varias veces y ahora parece que el paquete es de 40.000 millones. Aun así los argentinos testarudos compran dólares y venden bonos. Más allá del comentario poco feliz de Trump, no parece que el Tesoro se vaya a correr. Lo que pasa es que la confianza en el peso choca con la necesidad de comprar reservas y con la idea de que, aunque no sea el escenario base, la gente no descarta otra elección flojita de LLA. La inflación y lo fiscal siguen ok. La actividad, no levanta pero tampoco retrocede.
El mercado estaba pidiendo más que posteos en redes. La bazooka del tesoro llegó el jueves y cambió el mercado. Ahora el gobierno tendrá que definir la política monetaria que le permita comprar reservas y buscar consenso político. El rol de Macri puede ayudar. Las elecciones no cambian sustancialmente por esto. En la economía pinta que agosto corto una racha de 3 meses negativos y en octubre recupera el crédito en pesos luego de un septiembre negativo. La
Inflación casi seguro arriba de 2 pct.
A 14 días de las elecciones de medio tiempo el nerviosismo es total. Nadie niega su importancia, pero pase lo que pase hay dos años más de Milei con oportunidad para mejorar y también empeorar. Mientras se negocia el respaldo en DC, la cuestión de las reservas es el verdadero motivo de ansiedad. Es lógico ya que la mayoría apuesta a cambios de política monetaria tras las elecciones dada la necesidad de acumular reservas rápido. La economía real màs o menos. Ni desastre ni bárbaro. Inflación arriba de 2 en septiembre. Nada terrible. La política un pasivo que no terminan de reseolver.
Ayuda de Estados Unidos que tranquiliza (un poco) a los mercados y puede ayudar a la elección legislativa. Retenciones 0 que duran 3 días y también ayudan, pero los productores se te enojan. un conejo de la galera. Sacan el rulo. La actividad floja, pero no es para tanto. Pobreza en el mejor nivel desde 2018
El gobierno tiene que tomar decisiones difíciles para resolver la cuestión cambiaria. Todas tienen costos. Lo cambiario además contagia al mercado de bonos. Y la política tampoco está fácil porque en la mayoría de las provincias los gobernadores moderados enfrentarán a Milei en octubre y no tienen muchas ganas de ayudar al proceso. Mientras tanto los fundamentals de la economía son bueno y eso hace que esta situación sea más frustrante aun.
La política económica reacciona frente a la derrota. La esquina política todavía tiene que dar las señales, cambiar el discurso, buscar la empatía, la palabra de moda. Más barrio y menos Austria, piden los asesores. Veremos si el presupuesto y el mensaje nos dan la señal. El tipo de cambio cerca de la banda, la inflación muy bien y un superávit que sigue, aunque haga concesiones, es un buen mix. Pero hay que hacer un buen papel en octubre para que no se desmorone la casa.
El gobierno recibió un duro golpe en las urnas. Puede ser un despertador para hacer algunos cambios y salvar la ropa en octubre. La estrategia política es la gran culpable, pero la economía también jugó. La función de reacción ahora será clave. El mercado no dará más el beneficio de la duda. La actividad seguirá para abajo, pero puede haber revancha.
La economía entró en modo electoral y es una pilar de nervios. Lo político con muchos flancos abiertos y la suba de tasas que está planchando más la economía no ayudan al proceso. El mercado trata de entender con qué números se puede quedar tranquilo en septiembre y en octubre. Mientras tanto hubo otro mes de cuenta corriente positiva y la inflación sigue super tranquila pese a un peso más débil.
El gobierno sigue sin encontrarle la vuelta al intríngulis monetario. Ahora el tema quedará bajo el radar con el lío político. ¿Es una oportunidad de cambio? Habrá daño sobre la economía, pero es prematuro saber de cuanto y si eso hace cambiar votos. Creemos que probablemente no. El congreso le dio dolores de cabeza al gobierno, pero Milei consiguió parar lo que hubiera sido una migraña: aumento de jubilaciones con costo fiscal muy dificil de compensar y con efecto inmediato. En los dos meses previos a la elección la cosa se puso un poco más complicada.
El gobierno viene haciendo ajustes de política monetaria desde hace 35 días, una señal inequívoca de que no consigue un equilibrio. La prioridad es controlar el dólar, pese a que la inflación tuvo un buen registro en julio. El tema es que la tasa pasó de 29 a 75% y eso tarde o temprano tendrá efectos en la actividad y la cadena de pagos. La apuesta es que no esto no afecte las elecciones, pero hay algún riesgo ahí. Mientras tanto la inflación núcleo tiró el registro más bajo desde noviembre 2017. Un logro importante. Esta semana va a ser muy importante en la política, la economía y las finanzas.
Bajó el dólares y pasó esa sensación de pánico. El traspaso a la inflación parece haber sido bajo con con los datos de julio y primera semana de agosto. Las tasas siguen altas. Ya le van a encontrar la vuelta, pero hay impacto en actividad. No es grave, pero no es lindo. En la política las cosas se pusieron pesadas. El gobierno perdió feo en el Congreso. Milei contratacó con una cadena nacional en donde explicó su cruzada. Pero la política y las elecciones son temas más complejos y las motivaciones tienen poco que ver con lo que supuestamente se vota.
Subió el dólar y generó un poco de susto en el mercado y gobierno. No lo vemos como una corrida ni nada terriblemente grave. Con la suba de encajes y un proceso de aprendizaje lo más probable es que se estabilice. Y además, con este valor del dólar la economía luce menos vulnerable a shocks. El pase a precios fue nada en julio y tendrá alguna relevancia en agosto, pero no cambiará la sensación de que la inflación está bastante controlada. Las tasas altas y sobre todo la volatilidad dejarán alguna huella en la economía que no está en recesión, pero que sí se encuentra en una meseta. El FMI dio el OK y se vienen más dólares.
Luego del pánico las tasas aflojaron luego de que gobierno y mercado aprendieron a navegar el nuevo esquema. La baja de retenciones vuelve la situación al 30 de junio, pero ahora el gobierno parece haber comprado cierta mística. Se vienen los vetos y con eso todas las discusiones políticas, en general poco serias y llenas de slogans. El peronismo sigue sin entender al campo y Milei con poco se lleva el apoyo de buena parte del interior.
La implementación de la nueva política monetaria no salió bien. Generó volatilidad y terminó con una tasa más alta. El gobierno no la vio. Pero es un tema que se deberá ir normalizando. Mientras tanto se empezaron a comprar reservas, hubo otro mes de superávit fiscal y la inflación vino mejor de lo esperado. La amenaza es mucho más la política. El voto en el Senado, el armado de listas generan más miedo que un mal paso con la tasa de interés.
La Jueza Preska nos amargó la semana. Nunca es buen momento para recibir una noticia así. Marchamos a un arreglo que si bien no cambiará la macroeconomía suma una mancha más a un tigre lleno de manchas. Subió el dólar y es parte de la gimnasia de flotar. Por ahora no vemos un mensaje para la inflación. Nuevos datos de la economía real muestran un cuadro masomenista que tiene como efecto positivo que alumbra menos importaciones. Los gobernadores se rebelan y más allá de lo que pase o no pase ahora es una mala señal de cara a una reforma tributaria. Los discursos de algunos sumados a las aduanas interiores de otros no son muy pro inversión que digamos.