La retirada de las tropas norteamericanas de Afganistán generó mucho rechazo, especialmente entre quienes están en sintonía con la élite política, que defiende el intervencionismo como vía geoestratégica. Los verbos más utilizados en las principales parrillas de salida de los medios informativos fue Fracaso y derrota, por no continuar en la guerra en ese país.

La finalidad de la invasión estadounidense era acabar con Al Qaeda, instaurar una democracia de corte occidental, liquidar o capturar a Osama Bin Laden. Los dos primeros objetivos no se cumplieron -esto se puede considerar fracaso-, el tercero sí. Sin embargo, eliminar a Bin Laden no ha conducido a un mejoramiento de seguridad mundial, para muestra los últimos atentados terrorista perpetrados en España Francia, Reino Unido y Bélgica.

Lo que sí ha dejado la guerra en Afganistán, es destrucción, pobreza, hambre y la falsa promesa de libertad ciudadana, que duró dos décadas, y que ahora se ve truncada con la llegada de los talibanes al poder.