"En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo"
Amén, contesto...
Se levantó como cada día buscando a tientas el celular. Ella no rezaba ni tomaba agua tibia con limón por la mañana, su primera actividad apenas abrir los ojos era revisar su red social, desayunaba piropos y frases lindas que le dejaban aquellos que la idolatraban.
Hace tiempo que ella ya no vive, existe. Me gusta observarla hablando de forma errática con las rosas del jardín.
Y no sabe que la miro.
“Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho…”
“El que se encuentre libre de pecado, que tire la primera piedra” dijo alguien alguna vez.
Y las piedras llovieron hasta acabar con la moral y la autoestima de aquella mujer
Quería ser la más bonita, quería resaltar, que todos notaran mi cintura y mis caderas al andar. Procuraba que solo se hablaran de mi cositas lindas: ¡mira sus labios, pero su nariz!
Se fue a dormir molesta, harta, enojada, frustrada y con los ojos llorosos. Aventó los cojines al suelo y se ocultó debajo de las cobijas deseando con todas sus fuerzas que se extinguieran todos los pendejos en el mundo. Lloró hasta quedarse dormida y sin aliento.
Entré en la cueva de una mujer milenaria que llevaba enredaderas de flores blancas en sus trenzas. Parecía un holograma sin edad, una niña vieja de entre 15 y 200 años
Ella se junta sola,
baila sola,
se ríe sola.
El contacto humano nunca fue lo suyo, el rechazo de su tribu no ayudó.
El día que me lancé del puente el mundo siguió su curso tranquilamente, nadie acudió a ayudarme, no aparecí en las noticias, ni siquiera me filmaron para hacerme viral.
Le tengo miedo a la alegría y al entusiasmo porque, sin la regulación adecuada, es como subirse un cohete que sale disparado hacia la nada, con excelentes planes, con potencial, con energía, pero sin ruta
Nadie sabe bien a bien cuál es su historia, escasamente se sabe que cada noche llega disfrazada de chica normal y se dirige directo a camerinos, donde se desviste de prejuicios
La veo en la cama, drogada, tomada, llorando por él...
Mis sueños piden venganza...
Sus dedos vuelan en el teclado; toma litros de café negro en ayunas porque le gusta sentir toneladas de éxtasis...
Algo que escribí hace tiempo. Melancolía al leerlo.