La personalidad de adiós es manifestada en lo que hace y en su forma de presentarse ante el hombre.
El fruto apacible del perdón solo es experimentado y manifestado en la práctica por quienes dejan a los pies del Señor las ofensas recibidas.
La muestra más evidente del cristianismo no es el conocimiento, sino el amor extravagante y sobrenatural que solo Dios puede producir en nosotros.
El problema siempre ha sido el corazón humano, las condiciones vistas en esta porción demuestran que solo Dios puede satisfacer y ordenar la vida del hombre.
En la persona de Dios coexisten sin detrimento el Padre, Hijo y Espíritu Santo. Ese Dios es en quien podemos confiar constantemente.
Dios puede consolar y aliviar el dolor cuando somos obedientes a Él.
Crear un Dios a la medida, no solo es peligroso, es inútil; pues a través de ello nos comprometemos a acciones y formas que no glorifican a Dios
La inmensidad de Dios y su falta de afectación okey el tiempo y espacio son nuestra fuente de confianza permanente.
Priscila y Aquila nos muestran como vivir asumiendo nuestro deber de mantener el pecado a raya en la vida de nuestra pareja.
Todo nuestro bien está en el conocimiento de Cristo, y justo eso es lo que somos llamados a manifestar al perdonar.
Sansón es el recordatorio amargo y triste de que jugar con el pecado siempre tiene designado como perdedor a todo aquel que participa en ello.
Tener un Dios que no cambia, es un consuelo y un medio de afirmar la confianza en el Señor.
La tristeza es natural a nuestra condición, pero no es espiritual cuando nos domina y determina nuestra actitud ante Dios.
Sansón nos enseña que no es más importante el llamado de Dios que la forma de vida esperada por Él.
Un Dios que está en todo lugar, es nuestro mayor consuelo y motivo de temor reverente.
Jefté nos muestra que un buen inicio no necesariamente indica un final conveniente. Evita ser enlazado en las palabras de tu boca.
La medida de lo que está bien o mal, no es mi agrado o gusto. Justo eso debe ser ajustado a la visión de Dios.
En el aposento alto, antes de ser comisionados y alentados; los discípulos son llamados a ser purificados.
El total conocimiento de Dios, es consolador y absolutamente confrontante, nada puede esconderse ante Él.
El miedo puede ser nuestro mayor obstáculo al presentarnos excusas y justificaciones sobre nuestro deseo de no querer depender de Dios.