
“Quien intente conservar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará.”
(Lucas 17, 33)
Para meditar
- ¿Qué apegos me harían “bajar de la azotea” en lugar de responder con prontitud al Señor?
- ¿En qué rutinas se adormece mi corazón y pospongo la conversión para “otro día”?
- ¿De qué necesito desprenderme para no mirar atrás y seguir a Jesús con libertad?
- Si el Señor se manifestara hoy, ¿me encontraría fiel en lo pequeño: oración, reconciliación, servicio?
- ¿Mi vida huele a Evangelio —caridad, esperanza, misericordia— o a la corrupción de lo que se cierra a Dios?