
“En un día como hoy, donde solo resistimos a nuestra propia oscuridad, llenos de fantasmas conocidos, preocupaciones asfixiantes, dolores en el alma y corazones que, sin motivos aparentes, se sienten solos.”
¿Sabes?
Como seres humanos, solemos evadir los procesos que realmente nos transforman. Nos cuesta dedicar tiempo a mirar hacia adentro, a entender en qué punto de la vida estamos, y aún más nos cuesta reconocer qué nos hace felices o, por el contrario, qué nos rompe. Permanecemos en estados automáticos, sobreviviendo… hasta que llegan esos días difíciles en los que casi todo depende de nuestra fuerza y voluntad.
Y es ahí cuando nos damos cuenta de que no estábamos preparados, solo veníamos huyendo de esa debilidad humana que, paradójicamente, es la que más puede hacernos crecer.
Hoy te invito a que respires.
A que te conectes con eso que te asusta, con eso que duele, con eso que aún no has logrado soltar. Vive ese dolor. Vive ese mal día. Llora. Aíslate. Quédate en la cama si lo necesitas. Abrázate.
Porque la terapia de amor más grande hacia ti es cuando decides quedarte a tu lado incluso en la desesperación, la ansiedad, el estrés y todas esas emociones que aparecen sin pedir permiso.
Quedarte te permite conocerte, entenderte y acompañarte mientras atraviesas aquello que decidió salir sin avisar.
“Porque hoy, en este día de quiebre, se trata de mí. Y aunque me cueste permanecer cerca, me elijo para sanarme, sostenerme y abrazarme. Porque el dolor que hoy permito salir, mañana se irá… y entonces volveré a sonreír de verdad.”