
En su discurso El hijo pródigo y el camino que conduce a casa, el élder Dieter F. Uchtdorf comparte la parábola del hijo pródigo para enseñar que, aunque nos apartemos del camino de la santidad, siempre podemos regresar al Padre Celestial. A través de esta parábola, el élder Uchtdorf nos recuerda que, independientemente de lo que hayamos hecho, nuestro Padre Celestial nos recibirá con amor y compasión. Nos abrazará y celebrará nuestro regreso, pues Su amor es infinito y el gozo celestial se regocija cuando alguien se arrepiente y vuelve a Él. También enfatiza que, aunque regresar puede ser un desafío, el poder transformador del Salvador estará con nosotros si decidimos seguir Su camino.