
Partieron los hijos de Israel, y acamparon en los campos de Moab junto al Jordán, frente a Jericó. 2 Y vio Balac hijo de Zipor todo lo que Israel había hecho al amorreo. 3 Y Moab tuvo gran temor a causa del pueblo, porque era mucho; y se angustió Moab a causa de los hijos de Israel. 4 Y dijo Moab a los ancianos de Madián: Ahora lamerá esta gente todos nuestros contornos, como lame el buey la grama del campo. Y Balac hijo de Zipor era entonces rey de Moab.
Números 22:1-4
Una de las experiencias más extraordinarias de vivir con Dios y para Dios es la de vivir por fe, y no por vista.
En 2 Corintios 5:6-7 dice:
6 Así que siempre vivimos en plena confianza, aunque sabemos que mientras vivamos en este cuerpo no estamos en el hogar celestial con el Señor. 7 Pues vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos.
En este sentido, caminar con Cristo implica dar pasos en esta vida sobre una superficie invisible al ojo humano, pero que se puede discernir completamente cuando se ve a través del ojo de la fe.
En nuestra lectura de hoy, aprendemos sobre un rey cuya mirada carecía del filtro de la fe, y cuya vista únicamente podía percibir lo terrenal.