Los partidos están usando fondos para difundir publicidad general y no mensajes referidos a las primarias, desviando recursos y haciendo campaña adelantada. Cinco millones mal utilizados, como si sobrara el dinero. Esta situación revela un problema estructural: el financiamiento público, diseñado para equilibrar la competencia y reducir la influencia del dinero privado, termina desvirtuado por decisiones improvisadas del Congreso. Sin PASO y con una franja sin público real, el modelo pierde eficacia y desperdicia recursos que deberían fortalecer la transparencia y la equidad electoral. Urge corregirlo.
Un error frecuente es proyectar la intención de voto presidencial sobre la parlamentaria. Algunos candidatos arrastran votos para el Congreso y otros, muy pocos. Esta vez, el escenario será aún más complejo: diputados, dos formas distintas de elegir senadores y Parlamento Andino. Treinta y nueve organizaciones competirán en cinco elecciones simultáneas. Si se desea votar en cada una, habrá que marcar cinco veces por símbolos de partido y siete votospreferenciales. Y luego critican a quienes aún no deciden su voto.
Pese a estar prófugo, Vladimir Cerrón podrá postular. Ha sido lo suficientemente astuto para mantener influencia, primero con cargos en el gobierno de Castillo y luego, desde elParlamento en el período de Dina Boluarte, conseguir y desacreditar a su paso, la Defensoría del Pueblo, así como leyes de protección. En la campaña, Perú Libre tendrá cuentas por pagar. Ahora no habrá azar que lo ilumine. Nadie ledará las gracias por sus servicios prestados. Más bien, todos le endosarán la responsabilidad de este nefasto quinquenio.
En un escenario de alto fraccionamiento, con decenas deorganizaciones en competencia, Keiko podría alcanzar otra vez la segunda vuelta. Pero su vulnerabilidad es alta, si bien sigue siendo el partido más cohesionado, con miras a dominar el futuro Congreso, sobre todo el Senado, donde residirá el poder político. No por gusto en sus listas figuran casi todoslos congresistas actuales y otros que retornan. Puede, por lo tanto, volver a perder, pero seguir ganando. Solo el electorado puede cambiar ese escenario.
¿Puede un país sobrevivir a su propia inestabilidad? En lo que vadel siglo hemos vacado a cuatro presidentes, tres de los cuales en los últimos nueve años, sin contar que uno renunció antes de serlo y los demás sobrevivieron apenas a la siguiente moción. La vacancia presidencial se volvió el arma predilecta del Congreso: rápida y devastadora. Lo que nació como remedio excepcional fue transformado en un mecanismo de demolición que erosiona la legitimidad del voto.
Cuando el Estado recurre al uso desproporcionado e irracional de la fuerza y las instituciones justifican la represión con el argumento del orden, lo que se erosiona no es solo la confianza: se degrada la idea misma de democracia.
El desenlace mostró con claridad la descomposición política de la alianza Ejecutivo–Parlamento y sus efectos en una sociedad afectada por sus decisiones, que la desaprueba con porcentajes históricos. José Jerí, el nuevo presidente, encarna este momento: un parlamentario accesitario, de perfilcuestionado y lealtades conocidas. Un presidente por azar, convertido de pronto en jefe de Estado. Su nombramiento, aunque constitucional, es producto del pragmatismo del Congreso, que ahora tiene su brazo extendido en el gobierno.Jerí ha asumido el cargo de manera improvisada. Es, pues, un gobierno precario.
Las marchas de las últimas semanas han puesto la atención en los jóvenes, que han sido el núcleo principal y movilizador de estas protestas. Han pasado de protestar por la reglamentación de las AFP a concentrar su rechazo al gobierno y al Congreso. Si bien no son numerosas, no cesan de convocarse y sorprende el número de policías que las enfrentan con particular violencia.
Gobernadores, alcaldes y congresistas llevan meses en campaña, aunque la ley no lo permite. Este comportamiento, ya normalizado por la frecuencia con que ocurre, viola el principio de neutralidad electoral: una garantía clave para que las elecciones sean limpias, transparentes y en igualdad decondiciones. La norma es clara: ninguna autoridad puede usar su cargo, recursos públicos o presencia institucional para favorecerse políticamente.
Es necesario sancionar a quienes promueven la violencia, vulneran la ley, rompen la neutralidad electoral o abusan del poder que ostentan. Pero ilegalizar partidos e inhabilitar políticos, no fortalece la democracia: la debilita. Por ello, elpedido de proscripción de Fuerza Popular no debe prosperar. Al mismo tiempo, sus dirigentes tienen la responsabilidad de no seguir usando el poder acumulado durante una década de manera abusiva
Hay muchas razones para sostener que un parlamento bicameral sería mejor que el que tenemos. Sin embargo, el propio Congreso parece empeñado en demostrar lo contrario. El próximo parlamento no solo concentrará poder, sinoque tendrá nuevas funciones, más recursos y todos los incentivos que atraen a los casi diez mil candidatos que pugnarán por un escaño.
Más de 35 millones de soles ha presupuestado el Ejecutivo para transferir a los partidos políticos en el 2026, en concepto de financiamiento público directo—una cifra que hagenerado profundo rechazo ciudadano. Comparativamente, el presupuesto para este rubro en el 2025, prácticamente se ha triplicado.
El mayor incentivo para la creación de partidos es el rechazo ciudadano a los que ya están en el Parlamento. No encuentran allí representación ni canales de sus intereses básicos. A esto se suma el pobre desempeño de los congresistas, que tanto daño hacen a la imagen de los partidos y del propioCongreso. Una desaprobación cercana al 95% es la respuesta más contundente.
La designación de Santiváñez en la cartera de Justicia le permite seguir operando en favor de la presidente,aunque su historial lo descalifica para el cargo. El Congreso - que lo conoce bien-, no se jugará por él, más aún cuando se acercan las elecciones. Su designación en Justicia es una burla a la ciudadanía. Si la inestabilidad ha sido el sello del gobierno, la falta de decoro es su compañera inseparable. Basta mirar la foto Boluarte-Santiváñez.
Aquí no nos acercamos al “hiperpresidencialismo”, sino a lo quepodríamos llamar un “hipopresidencialismo”: en un caso, el Ejecutivo se desborda y arrasa con los contrapesos; en el otro, el Legislativo se convierte en un poder hegemónico, desnaturalizando el sistema. Ambos escenarios terminandebilitando la democracia, generando inestabilidad y alimentando la desafección ciudadana.
Jaime Chincha entrevista al politólogo de la PUCP Fernando Tuesta Soldevilla.
La composición del próximo Parlamento peruano reflejará unaparadoja del último medio siglo: nunca como ahora el Congreso ha sido tandesaprobado y, sin embargo, todo se encamina a que la mayoría de los partidosque lo integran se mantendrán, pese a la mayor oferta electoral.
Con 43 organizaciones políticas inscritas, el panorama electoral peruano es abrumador; tras el plazo para formar alianzas, quedan 38. No es un consuelo. Esto implica cerca de diez mil candidatos y candidatas, un reflejo del profundo deterioro de nuestra política y una clave para entender nuestra agónica democracia.
Se inicia el quinto año del mandato representativo 2021-2026 y el último de Dina Boluarte ¿le irá igual como hasta ahora? ¿podrá seguir al mando del ejecutivo?
Entrevista de Epicentro TV al politólogo de la PUCP, Fernando Tuesta Soldevilla en relación a la neutralidad electoral.