El Besor, la Iglesia, es de Dios. Él la ha fundado, y Él la sostiene. Para Él todos cuentan: el fuerte, y el débil. Si estás fuerte, da gloria a Él, pero no juzgues al débil. Nunca critiques al cansado, porque todos nos quedamos sin fuerzas en algún momento; todos necesitamos de las aguas de reposo.
¿Alguna vez has alcanzado el límite de tus fuerzas? ¿Has llegado al punto de ya no poder seguir adelante?
Comparte tu experiencia.
Tu vida no puede detenerse. Tú no puedes permitir que las fricciones de esta vida hagan que pierdas el brillo y la pasión que Dios encendió en tu vida. Exponte a Dios todos los días. Permanece delante de Él, siempre.
¿Dónde estás tú ahora? ¿Ya rendiste tu vida a Él? ¿Vives cerca o lejos de Dios? ¿Estás listo para encontrarte con Él? ¿Ya has nacido de nuevo por medio del agua y el Espíritu? ¿Tienes una relación personal con Jesús? ¿Lo conoces en verdad, o sólo has oído hablar de Él?
No basta un encuentro bendecido con Dios en algún momento de nuestras vidas. No bastan siquiera años o décadas sirviendo al Señor. Incluso un ministerio muy fructífero por un buen período de nuestras vidas es suficiente. Necesitamos llegar bien hasta el fin. Necesitamos acabar con éxito nuestras carreras. Debemos ser permanentes.
Voltaire dijo: “Ser bueno solamente consigo mismo ¡es ser bueno para nada!” ¿Qué opinas tú de esta frase?
Lucas 6.43-45: “No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo…”
“Madurar significa dejar de pensar en ti mismo, para comenzar a ver las necesidades de los demás.” ¿Qué opinas de esta frase?
Efesios 4.13-15: “…que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.”
La gente del mundo anda hoy a tientas, buscando un sentido a la vida. Pero la gente de Dios, ¡está asida de la única Roca sólida que existe! La clave para esto, la clave para poder conocer la perfecta voluntad de Dios, se encuentra en la disposición personal.
Al recibir a Jesús como Salvador y Señor, experimentamos un deseo creciente de ordenar nuestras vidas conforme a Su voluntad; un anhelo por descubrir los planes que Él tiene para nosotros, y un rechazo hacia nuestros propios planes y deseos egoístas.
¡Tú ya eres de Dios, y Él es tuyo! Y sobre este maravilloso hecho descansa el grato concepto de que siempre puedes ser guiado por Él. Si tú sigues a Jesús, jamás te extraviarás.
Dios no se olvidó del ser humano. Dios no está sordo ni ciego al sufrimiento del hombre. Él se prepara para volver muy pronto a restaurar este mundo roto. Mientras tanto, tú eres esa semilla de fe y esperanza que Él quiere plantar.
Su deseo es que lo representes a donde quiera estés; que tu actitud sea, no la de una persona sorda, ciega y manca, sino la de un verdadero ciudadano de Su Reino, siempre al servicio de otros. "Quien no vive para servir, no sirve para vivir".
“¡Una vida nueva comenzó el día que llegamos a Él!” Qué
frase poderosa. La hemos cantado tantas veces; la hemos
repetido una y otra vez, en enseñanzas y predicaciones, con
fervor y entusiasmo y, sin embargo, todos alguna vez hemos
dudado de su autenticidad. ¿Será verdad lo que el apóstol
Pablo dice? ¿Somos en verdad nuevas criaturas? Debe serlo,
pues la Biblia no miente.
¿Qué es lo primero que viene a tu mente cuando escuchas
la palabra “rechazo”?
El pensamiento de Jesús es algo extraordinario, algo brillante e incomparable desde todo punto de vista. ¡Si tan sólo pusiéramos una pequeña parte del Evangelio de Cristo en práctica, todo sería muy distinto!
Posiblemente vives lleno(a) de dudas; te sientes
rodeado(a) de oscuridad, de las incertidumbres de la vida.
Pero existe una luz que te ofrece seguridad, y se llama Jesús.
En la noche de inseguridad, temores y ansiedad, Él está a
tu alcance. Puedes acercarte a Él y comprobar que para
aquellos que confían en Él todo es posible, como Él mismo
lo ha dicho.
Hoy quiero hablarte de una carta muy especial, una que se
envió hace mucho tiempo y que no se compara con ninguna
otra. Esta carta tardó 1,500 años en escribirse y su Autor tuvo
que emplear diferentes plumas para hacerlo. Es una carta
monumental, grandiosa y —quizás te sorprenderá saberlo—
es también una carta de amor.
¿Alguna vez estuviste buscando algo por mucho rato,
para terminar descubriendo que todo el tiempo lo tenías
frente a ti? ¿Por qué piensas que nos ocurre eso?
Hagamos un pacto de renovación con nuestro Dios, en este día, para que podamos aprovechar mejor nuestra vida y así podamos sacar un mayor beneficio de todo lo que se nos está entregando. Trabajemos utilizando la inteligencia que Dios nos ha dado, para alcanzar al máximo sus bendiciones.
En la Navidad celebramos el mayor regalo que Dios nos dio: Su Hijo Jesucristo. Mientras la temporada se llena de luces, decoraciones y regalos, recordemos que todo apunta a la llegada de Jesús, la verdadera luz que ilumina al mundo.